Boletín de noticias de la ECPA

Construir resiliencia tiene un costo

martes, marzo 17, 2020

(Fotos: MSET)

¿Qué significa crear una infraestructura resiliente? y ¿quién va a pagar por ella? Paralelamente a la Cuarta Reunión Ministerial de la Alianza de Energía y Clima de las Américas (ECPA), los representantes de los sectores público y privado conversaron sobre cómo lograr que los sistemas energéticos de la región sean menos vulnerables a las interrupciones y estén mejor preparados para contingencias.

 

Uno de los principales aspectos es el financiamiento. En una región donde las tarifas eléctricas de por sí tienden a ser elevadas, la inversión que se requiere no puede sencillamente ser transferida a los contribuyentes, declararon varios de los oradores.

“Para crear el tipo de infraestructura rígida y fuerte que se necesita para ser más resiliente, el costo es realmente alto”, dijo Vince Henderson, el Embajador de Dominica en los Estados Unidos y Representante Permanente ante la Organización de los Estados Americanos (OEA).

 

Enriquecer la agenda

 

Varios eventos paralelos en Montego Bay profundizaron en los temas de la agenda ministerial: 

Liberar el potencial de la eficiencia energética en América Latina y el Caribe: papel del cambio de comportamiento

  • anfitrión: Banco Mundial

Caminos de la energía sostenible en América Latina y el Caribe

  • Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Banco Mundial

Beneficios y oportunidades de la armonización de la eficiencia energética

  • OEA, Banco Mundial

Construcción de infraestructura resiliente

  • OEA, Banco Mundial

Integración de la perspectiva de género en el sector energético

  • Banco Mundial

Habilitación de un ecosistema emergente para la movilidad eléctrica

  • BID

Pobreza energética en América Latina y el Caribe: ¿cómo superar la última milla?

  • Banco Mundial

 

Henderson, cuya nación insular sufrió daños catastróficos a causa del Huracán María en 2017, dijo que es importante que los países hagan lo que puedan para prepararse y reservar fondos para recuperarse en casos de desastres. Los países del Caribe también pueden trabajar juntos para maximizar los recursos, dijo.

Sin embargo, agregó, la región necesita apoyo internacional para cubrir la brecha financiera entre la construcción normal y la construcción resiliente al clima. Digamos que la construcción de un puente costaría, por lo general, US$10 millones, pero el costo de hacerlo resistente contra los huracanes agregaría US$2 millones al precio.

“Alguien debe pagar los US$2 millones adicionales”, dijo. “No les estoy pidiendo que construyan mi puente. Estoy pidiéndoles que paguen para que yo gaste más en la construcción de los puentes.”

El panel de debate –uno de los eventos paralelos celebrados en el contexto de la Cuarta Reunión Ministerial de la ECPA en Montego Bay, Jamaica– recibió el patrocinio conjunto de la OEA y el Banco Mundial. La primera mitad, la cual se centró en políticas, estuvo a cargo de los representantes de Grenada, Costa Rica, Dominica y Santa Lucía, así como de un funcionario de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).  En la segunda parte, figuraron miembros del sector privado, que incluyeron una compañía eléctrica, instituciones financieras e inversionistas.

Las brutales temporadas de huracanes de 2017 y 2019 “realmente cambiaron la conversación”, y dirigieron la atención más hacia la resiliencia climática, dijo Ivor Daniel, Secretario Permanente del Departamento de Infraestructura, Puertos y Energía de Santa Lucía.

La estabilidad de la red eléctrica es un tema de preocupación para Santa Lucía, dijo Daniel, señalando que en los últimos meses dos apagones interrumpieron los servicios eléctricos en toda la isla. “Contamos con un sistema anticuado”, dijo. Las prioridades incluyen el desarrollo de capacidad en la compañía eléctrica local y la segmentación del sistema eléctrico para que, en casos de emergencias, la electricidad no se pierda en todo el país, agregó.

 

 

En todo el Caribe, los países están trabajando con socios internacionales para elaborar planes de resiliencia a largo plazo. Tanto Dominica como Grenada se han fijado objetivos especialmente ambiciosos: Grenada quiere que su capital, St. George, se convierta en la primera ciudad de la región resiliente al clima y Dominica está intentando convertirse en el primer país del mundo resiliente al clima.  En el caso de Grenada, la inversión aproximada que debe efectuarse para lograrlo es de US$1.000 millones durante un período de 15 años. Dominica deberá duplicar ese monto, según dijo Simon Stiell, Ministro de Resiliencia al Clima, Medio Ambiente, Silvicultura, Pesca, Gestión de Desastres e Información de Grenada. 

“Aquí es cuando la teoría se pone a prueba,” agregó. “Lo que tenemos que enfrentar ahora es real”, dijo. Los países del Caribe están haciendo todo lo que pueden para formular políticas sensatas y reducir su vulnerabilidad a los problemas que “no son creados por nosotros”, dijo Stiell. Si bien la región tiene el potencial de ser líder en el mundo en temas tales como la transición a la energía renovable, “necesitamos el apoyo de la comunidad internacional,” dijo.

 

 

Por su parte, Costa Rica comparte algunos de los mismos desafíos que enfrentan las islas del Caribe. “De hecho”, dijo el Viceministro de Energía Rolando Castro Córdoba, “también nos hallamos en el Caribe. Simplemente estamos conectados al continente”.

Costa Rica no solía preocuparse por los huracanes, pero en los últimos años el país fue azotado por dos de ellos: Otto en 2016 y Nate en 2017. “El cambio climático persiste y debemos adaptarnos, nuestro sistema debe adaptarse”, dijo Castro.

Para Costa Rica, que produce prácticamente toda su energía eléctrica a partir de la energía renovable, adaptarse significa diversificar su red para volverse menos dependiente de la energía hidroeléctrica.  El país también está tratando de descarbonizar su economía en su totalidad y usar sus recursos de energía limpia para el transporte. El desafío es encontrar el financiamiento suficiente para esa labor, dijo Castro, quien señaló que la mayor parte de los recursos disponibles para la energía renovable están dirigidos al sector de la electricidad.

Si bien algunos críticos creen que los planes de descarbonización de Costa Rica significan que el país tendrá que sacrificar el desarrollo, Castro no está de acuerdo. Al señalar que muchas de las grandes corporaciones están tratando de lograr la neutralidad carbónica, dijo que dichas compañías podrían alcanzar sus objetivos más rápidamente si trabajan en un lugar como Costa Rica. “Creo que en una economía descarbonizada hay muchas oportunidades para atraer inversiones verdes, crear nuevos trabajos y, al mismo tiempo, ser ecológico”, dijo.

 

 

En sus comentarios, Steve Olive, Administrador Adjunto Interino para América Latina y el Caribe de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), examinó algunas de las iniciativas que el Gobierno de Estados Unidos ha puesto en marcha para apoyar la resiliencia en la región. Se trata de un aspecto que requiere creatividad, lo cual lo hace especialmente importante para “concretar” la inversión del sector privado cuando sea posible, dijo.

“El sector privado está constantemente innovando, buscando continuamente nuevas tecnologías, nuevos sistemas, nuevos enfoques”, dijo Olive. “Estamos tratando de abrir la puerta a esas nuevas ideas.”

En otro evento paralelo celebrado en Montego Bay, la OEA presentó a los Ministerios de Energía del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) los últimos resultados de un proyecto sobre el “Fortalecimiento de los estándares de iluminación de eficiencia energética en Centroamérica». Las delegaciones formularon preguntas sobre varios aspectos del proyecto. Por ejemplo, solicitaron recomendaciones sobre normas para la eliminación segura de lámparas viejas que todavía contienen mercurio.

La OEA y el Instituto Nacional de Normas y Tecnología de EE.UU. (NIST) han brindado asistencia técnica al SICA en algunos de sus proyectos de regulaciones. Una organización no gubernamental llamada CLASP, dirigida a mejorar el desempeño energético y ambiental de electrodomésticos y equipos, también ha participado en el proyecto.  (Véase artículo anterior, Ideas brillantes para un alumbrado más eficiente