El evento, llamado “Estrategias para acelerar la transición energética en América Latina”, contó con la presencia de funcionarios de Chile, República Dominicana, Panamá y Uruguay, quienes compartieron algunos de los éxitos y dificultades de sus países y hablaron sobre los desafíos energéticos a nivel mundial.
A pesar de todo el avance que muchos países han logrado en materia de energía renovable, la guerra entre Rusia y Ucrania ha evidenciado cuán dependiente sigue siendo el mundo de los combustibles fósiles, dijo Walter Verri, subsecretario del Ministerio de Industria, Energía y Minería de Uruguay.
«Tenemos que avanzar mucho más rápido. Hemos perdido mucho tiempo. Pudimos haber generado sistemas mucho más robustos de generación de energías renovables y sin embargo, una nueva guerra nos ha demostrado que estamos muy lejos y que somos muy frágiles y que hoy el mundo nuevamente está retrocediendo y que aquellas metas que teníamos hoy no las podemos cumplir porque tenemos que recurrir al consumo de combustibles fósiles y que esa es una realidad que nos está golpeando», agregó Verri.
Para la República Dominicana, que depende en gran medida de los combustibles fósiles para cubrir sus necesidades energéticas, la volatilidad de los precios internacionales del carbón y el gas natural “ha creado una calamidad energética, básicamente”, dijo Rafael Gómez Del Giudice, Viceministro de Energía del Ministerio de Energía y Minas, quien además señaló que el problema de los precios oscilantes del combustible comenzó hace aproximadamente un año, pero ha empeorado desde la invasión rusa en Ucrania.
Mientras Gómez hablaba, la República Dominicana estaba lidiando con otro tipo de desastre: las consecuencias del huracán Fiona, que azotó el lado este del país a comienzos de esa semana, derribando algunas líneas de transmisión y distribución y dejando áreas sin energía eléctrica.
«Nosotros tenemos que seguir caminando y corriendo, independientemente de las Fionas que vengan, porque eso es lo bueno del ser humano, que sabe recuperarse.», dijo Gómez.
En la actualidad, la República Dominicana está trabajando para reducir su dependencia de los combustibles fósiles y facilitar la inversión en energías renovables, incluidas la eólica, la solar y la biomasa, dijo Gómez. «Nuestro objetivo principal es asegurar un suministro de energía confiable a precios competitivos y en condiciones de sostenibilidad financiera y ambiental », explicó.
El evento de ECPA se llevó a cabo en el marco del Foro Mundial de Acción en Energía Limpia, que reunió a más de 6.000 participantes del sector público y privado, la academia, la filantropía y la sociedad civil para enfocarse en cómo acelerar la innovación en energía limpia. El anfitrión del Foro fue el Departamento de Energía de EE. UU. y se llevó a cabo del 21 al 23 de septiembre en Pittsburgh, Pensilvania.
El ministro de Energía de Chile, Diego Pardow, habló sobre los esfuerzos constantes de su país para descarbonizar su economía, incluida la eliminación gradual de las centrales eléctricas de carbón y la expansión de la producción de energía renovable. Dijo que en 2021 Chile agregó 4,5 gigawats (GW) de potencia instalada solar y eólica a su matriz energética, un aumento del 75%.
Parte de la estrategia energética de Chile consiste en asegurar una transición justa, y el cierre de las plantas a carbón en lugares donde la economía local dependía de ellas, disparó una serie de desafíos, dijo Pardow, notando que hasta ahora, el gobierno ha sido mejor en abordar las necesidades de los trabajadores de la planta que perdieron sus trabajos que en abordar las necesidades más amplias de los «ecosistemas empresariales» de las comunidades afectadas. Agregó que este es un problema en el que las autoridades continúan trabajando. (Una semana después del evento de la ECPA, dos plantas a carbón más se desconectaron en Chile, lo que eleva el total a ocho hasta el momento).
Reducir su dependencia del carbón ha ayudado a Chile a estabilizar sus emisiones de gases de efecto invernadero en los últimos cinco años, luego de más de dos décadas de fuerte crecimiento, dijo Pardow. Pero, agregó, el país aún no ha logrado reducir sus emisiones, en gran medida porque el aumento en la cantidad de vehículos en las calles ha contrarrestado cualquier ganancia.
«Yo creo que como país, hemos sido muy exitosos en desarrollar las energías renovables. Todavía no somos capaces de disminuir nuestros niveles de emisiones», dijo.
El hidrógeno verde (producido a partir de fuentes renovables) es una parte clave de la estrategia de descarbonización de Chile para el futuro, y muchos otros países de la región también buscan desarrollar esa industria naciente. (Ver apartado relacionado en esta edición).
Rosilena Lindo, subsecretaria de Energía de Panamá, dijo que su país quiere aprovechar sus ventajas geográficas para convertirse en el “eje transformador del hidrógeno verde”. El plan es construir la infraestructura necesaria para el almacenamiento de hidrógeno y ofrecer servicios logísticos bajos en carbono para el transporte de hidrógeno y amoníaco verdes a través del Canal de Panamá.
En noviembre de 2020, dijo Rosilena Lindo, Panamá aprobó una agenda integral de 10 años con lineamientos para llevar a cabo la transición energética y el país está avanzando en su implementación. Lo está haciendo en colaboración con el sector privado, grupos de jóvenes, adultos mayores y otros segmentos de la sociedad. Aseguró también que en los últimos dos años, Panamá ha experimentado un fuerte crecimiento en energía distribuida, capacidad de energía solar y movilidad eléctrica, y aclaró: « ¿Esto qué quiere decir? Las cosas están cambiando. La población también está muy anuente a ser partícipe de este proceso».
Una prioridad para Panamá, dijo Lindo, es brindar acceso a la energía a unas 93.000 familias que aún carecen de electricidad o combustible sostenible para cocinar. El financiamiento provendrá no solo del presupuesto del gobierno y la asistencia internacional, sino también de un fondo establecido que captura ahorros resultantes de la eficiencia energética y otras medidas.
La funcionaria panameña sostuvo que parte de este esfuerzo se demuestra en que el gobierno está trabajando para empoderar a las comunidades, ayudándolas a adquirir las habilidades que necesitan para instalar sistemas de energía renovable y operar mini redes a través de cooperativas de energía.
Uruguay, por su parte, lleva más de una década siguiendo una agenda de energías renovables, según el subsecretario Walter Verri. Hoy en día, el 97% de su generación eléctrica proviene de fuentes renovables, del cual casi la mitad proviene de energía hidroeléctrica y gran parte del resto, de la energía eólica y solar. Anteriormente, aclaró, la generación de electricidad estaba centralizada en gran medida en centrales térmicas e hidroeléctricas ubicadas en la zona sur del país; ahora, los parques solares y eólicos se pueden encontrar en todo el país.
«Y eso es una descentralización que ha traído también inversiones, desarrollos, mano de obra, riqueza para estas regiones», dijo. Si bien el país no se reconoce por tener extraordinarios recursos eólicos o solares, su geografía permite que estas energías renovables se complementen entre sí de manera efectiva, convirtiendo a Uruguay en un exportador de electricidad a sus vecinos Brasil y Argentina.
Los recursos de energía renovable de Uruguay, agregó, tienen potencial para la producción de hidrógeno verde, lo que, aseguró, podría ayudar al país a promover su desarrollo industrial, reducir la vulnerabilidad a los precios del petróleo y el gas, ahorrar reservas de divisas y volverse más independiente energéticamente.
Verri dijo que la región en su conjunto debería continuar construyendo una sólida trayectoria en energía renovable a medida que explora el potencial del hidrógeno verde.
Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), más del 60% de la capacidad de generación de energía de América Latina proviene de fuentes renovables, y las energías renovables representan más de un cuarto del suministro de energía primaria de la región, “entre las proporciones más altas de energías renovables en el mundo.»
La riqueza de recursos renovables de la región es un regalo de la naturaleza, que según Verri es «una ventaja que tenemos que saber aprovechar y potenciar».