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OEA planta semilla de producción sostenible en las Américas

martes, septiembre 13, 2016

Después de la implementación exitosa de tres proyectos, esta iniciativa basada en la filosofía de la economía circular, ha demostrado que la producción sostenible no es sólo posible pero económicamente viable, retando los procesos de producción convencionales. Esta iniciativa introdujo a gobiernos e industrias nacionales a una serie de nuevas oportunidades comerciales que contribuirán a un crecimiento económico más sostenible y la prosperidad social.

La Secretaría General de la OEA en Washington DC fue sede de la ceremonia de clausura de estos proyectos el pasado 25 de agosto. Los puntos focales nacionales de Colombia, Panamá y Trinidad y Tobago tuvieron la oportunidad de compartir con los Representantes de las Misiones Permanentes ante la OEA una visión general de este ciclo piloto, incluyendo sus principales logros. Las distintas contrapartes del proyecto coincidieron en sus múltiples beneficios, y manifestaron la importancia de explorar alternativas que permitan su continuidad como un medio para revisar los modelos establecidos de hacer-usar-desechar, que se traducen en un aumento de los niveles de residuos y la escasez de recursos.

Durante su discurso inaugural, el Embajador Dr. Neil Parsan, Secretario Ejecutivo para el Desarrollo Integral, indicó que «[…] más del 70 por ciento del sector de manufactura y producción en las Américas está compuesto por pequeñas y medianas empresas. En la mayoría de los países, las PYME son los principales empleadores e impulsores del desarrollo económico. La rentabilidad y la sostenibilidad de estas empresas dependen del uso eficiente de insumos como la energía, el agua y un suministro confiable de recursos primarios tales como metales, productos químicos, y otros elementos que se encuentran en la naturaleza.» El Embajador Parsan también explicó cómo el objetivo principal de este modelo es el de limitar radicalmente la extracción de materias primas y la generación de residuos desde el período de diseño de un producto.

«Desafortunadamente, la sostenibilidad es percibida por algunos como un impedimento, incluso una contradicción, para el crecimiento económico y la competitividad. Nada podría estar más lejos de la verdad,” dijo Anthony Phillips-Spencer, Embajador y Representante Permanente de Trinidad y Tobago ante la OEA, durante su intervención.

El Embajador Phillips-Spencer proporcionó información adicional sobre cómo el proyecto piloto ha completado un importante primer paso en la identificación de formas de cerrar el ciclo en el flujo de materiales y elaboración de soluciones sostenibles que puedan ser rentables, mientras que el país prepara su transición hacia una economía circular. Sectores no relacionados con la energía han sido priorizados por el Gobierno Nacional para avanzar en la diversificación económica y el desarrollo estratégico. Dentro de los sectores manufactureros, el de impresión y empaques, y el de comida y bebidas fueron identificados como los sub-sectores con mayor potencial de crecimiento. Más de 1.300 toneladas de residuos llegan a los vertederos en Trinidad y Tobago todos los días. La espuma de poliestireno expandido, comúnmente conocido como espuma de poliestireno, es el material no reciclable más desechado.

Los puntos focales nacionales de Colombia, Panamá y Trinidad y Tobago, presentaron una visión general del proyecto que incluía un resumen de su proceso de implementación, y sus principales resultados y logros a nivel técnico, político y de sensibilización.

Trinidad y Tobago ha dado un primer paso hacia la ecologización de su industria de empaque de comidas rápidas. Este proyecto piloto deja al descubierto el drástico contraste entre la fabricación sostenible y la convencional, escenario que por lo general no toma en cuenta el impacto social y ambiental de su producción insostenible. Por lo tanto, el cambio a materiales de empaque biodegradables responde a preocupaciones ambientales, sanitarias y de manejo de tierras compartidas por muchas naciones.

Con el desarrollo de una etiqueta comercial respetuosa con el medio ambiente, Panamá está liderando el desarrollo del etiquetado de «productos verdes», proporcionando al sector privado orientación sobre la manera de lograr una mayor sostenibilidad, al tiempo que mejora la productividad y la competitividad. El sello Panamá Verde servirá como incentivo para que las empresas nacionales implementen y adapten procesos de producción más ecológicos para reducir gradualmente su dependencia de los recursos primarios y su continua extracción. La asistencia técnica bajo esta iniciativa inspirada en los principios de la economía circular, fue clave para la concepción de este sello-el primero de su naturaleza en las Américas-poniendo Panamá en el mapa como pionero de producción responsable.

Colombia compartió un ejemplo excepcional de colaboración e integración de los sectores privado, público y académico a través de su Estrategia nacional hacia una economía circular, mediante la cual se determinan y formulan las políticas de desarrollo sostenible. Este proyecto piloto en particular comprendía un componente educativo importante, enfocado en sensibilizar la próxima generación de profesionales en métodos de diseño sostenible y en la noción de economía circular. Con esta estrategia de producción sostenible en mente, Colombia está sentando las bases para cosechar su propio éxito al invertir en una reforma integral de la política de producción y consumo sostenible.

Las palabras de clausura estuvieron a cargo del Embajador Kevin Sullivan, Representante Interino de los Estados Unidos ante la OEA, quien aplaudió los esfuerzos de los gobiernos y los sectores privados de Colombia, Panamá y Trinidad y Tobago, que aunaron fuerzas para buscar la manera de hacer negocios más limpios, más verdes y más eficientes, conservando su competitividad. «Debemos fomentar este tipo de compromiso para que el concepto de la economía circular, que inspira a los tres proyectos que fueron presentados hoy en día, sea omnipresente en nuestro hemisferio».

Otros Estados miembros de la OEA aplaudieron los esfuerzos realizados por la OEA para avanzar la producción sostenible en la región, e hicieron hincapié en la necesidad de extender y ampliar esta iniciativa para mantener su impulso y continuar con la sensibilización de los sectores públicos y privados sobre las ventajas de evolucionar hacia el paradigma de la economía circular, y trabajar con otros países que han expresado su interés en la aplicación de estándares sostenibles de fabricación.