Acuerdo de París ratificado en tiempo récord: las Partes se alistan para ponerse manos a la obra

Octubre de 2016 será un mes para recordar, al haber sido testigo de la consecución del doble del umbral requerido para que el Acuerdo de París entrara en vigor. El Acuerdo de París iniciará a partir del 4 de noviembre, tan sólo treinta días después que por lo menos 55 Partes que representan mínimo 55% del total estimado de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero hayan depositado sus instrumentos de aprobación. Mejor aún, a la fecha 92 de las 197 Partes en la Convención han ratificado el Acuerdo de París.

A medida que las Partes en la Convención se preparan para remangarse y trabajar, el próximo hito clave que deberán abordar es el resumen y la conclusión exitosa de las negociaciones para desarrollar las reglas que permitirán la implementación formal del Acuerdo. La primera reunión de la Conferencia de las Partes que sirve como reunión de las Partes en el Acuerdo de París (CMA 1) se celebrará en Marrakech conjuntamente con la COP22 y el 12º período de sesiones de la Conferencia de las Partes en calidad de reunión de la Conferencia de las Partes que sirven en el Protocolo de Kyoto (CMP 12).

Adoptado universalmente en diciembre de 2015 y ratificado en 2016, el Acuerdo de París requiere que todas las Partes hagan sus mejores esfuerzos a través de «contribuciones nacionales determinadas» y que fortalezcan estos esfuerzos en los próximos años. Adicionalmente, todas las Partes deben informar periódicamente sobre sus emisiones y esfuerzos de mitigación.

Además, en 2018, las Partes harán un balance de los esfuerzos colectivos en relación con el progreso hacia el objetivo establecido en París, e informarán sobre el progreso de sus «contribuciones nacionales determinadas». Cada 5 años se realizará también una evaluación global para valorar el progreso colectivo hacia el objetivo del propósito del Acuerdo, y para informar a las Partes de nuevas acciones individuales.

La importancia del Acuerdo de París se basa en el hecho de que por primera vez las naciones se unen frente a una causa común para emprender ambiciosos esfuerzos para mitigar el cambio climático y adaptarse a sus efectos, basándose en el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, ofreciendo apoyo incremental a países en vías de desarrollo durante este proceso. El objetivo fundamental del Acuerdo es fortalecer la respuesta mundial ante la amenaza del cambio climático manteniendo un aumento de la temperatura global de este siglo por debajo de los 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales y encaminar los esfuerzos para limitar aún más el aumento de la temperatura a 1,5 grados Celsius.