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Movilidad eléctrica: A toda velocidad rumbo al futuro

miércoles, diciembre 11, 2019

 

No hay duda, el petróleo sigue siendo el rey del camino. En todas partes, los vehículos eléctricos representan un porcentaje minúsculo de los automóviles y autobuses en circulación en la actualidad. Pero varios expertos que hablaron en el Diálogo Ministerial de la ECPA sobre movilidad eléctrica en las Américas afirmaron que se están observando cambios, no solo en cuanto a los vehículos que conducen las personas sino en la forma en que piensan sobre la movilidad.

 

Para 2030, entre el 10 y el 20 por ciento de los vehículos en las carreteras serán eléctricos, afirmó el panelista Camron Gorguinpour, Gerente Principal Global de Vehículos Eléctricos del World Resources Institute. «Sabemos que en los próximos 10 años, alcanzaremos una adopción masiva a nivel mundial», dijo, refiriéndose a múltiples fuentes y proyecciones.

Hasta hace poco, esta idea podría haber parecido fantasiosa. Guillermo Areas, Jefe de Asuntos Externos y de Gobierno para América Latina y el Caribe del Grupo BMW, afirmó que cuando empezó a trabajar en la región en 2013, las personas con las que se reunía a veces estaban confundidas cuando promocionaba vehículos eléctricos.

«Creían que venía de otro planeta», afirmó, y agregó que los participantes de una reunión pensaron que debía estar hablando de carritos de golf, no de automóviles. La situación es bastante diferente hoy, reconoció. Hoy en día, cerca del 10 por ciento de los vehículos que BMW vende en las zonas metropolitanas de la Ciudad de México y Bogotá son híbridos o exclusivamente eléctricos.

Sin embargo, basándonos en una visión más amplia del mapa, la cantidad de vehículos eléctricos sigue siendo minúscula, no solo en América Latina y el Caribe, sino también en los Estados Unidos. En 2018, la gasolina y el diésel representaron casi el 92 por ciento del consumo de energía relacionado con el transporte en los Estados Unidos, mientras que la participación de la electricidad fue tan solo del 0,3 por ciento (el gas natural y los combustibles derivados del alcohol como el etanol constituyeron el resto). En América Latina, los porcentajes son aún más pequeños.

Mark Smith, Gerente de Integración Tecnológica en la Oficina de Tecnologías Vehiculares del Departamento de Energía de EE.UU., explicó por qué los vehículos eléctricos tardan tanto en penetrar en el mercado. Estados Unidos cuenta con más de 240 millones de vehículos ligeros y se venden unos 16 millones cada año, afirmó. Recurriendo a una simple ecuación matemática, esto significa que llevará unos 15 años reemplazar toda la flota. En 2018, en los Estados Unidos se vendieron un poco más de 700.000 vehículos eléctricos (contando tanto híbridos como enchufables).

Varios oradores del Diálogo Ministerial hablaron sobre las perspectivas mundiales y regionales del transporte eléctrico y analizaron algunos de los obstáculos y oportunidades que se avecinan. (Un video del evento, que tuvo lugar el 17 de septiembre, está disponible aquí).

«Hay una necesidad real de transporte limpio, especialmente en las ciudades», afirmó Lisa Viscidi, Directora del Programa de Energía, Cambio Climático e Industrias Extractivas del Diálogo Interamericano. «La movilidad eléctrica es una parte clave de esta transición hacia el transporte sostenible que debe suceder».

Casi todas las ciudades importantes de América Latina presentan niveles de contaminación del aire por encima de lo que la Organización Mundial de la Salud considera seguro, afirmó Viscidi. Al mismo tiempo, muchas de las redes eléctricas de la región producen energía limpia y renovable. Eso significa que los vehículos eléctricos pueden reducir simultáneamente la contaminación proveniente de los caños de escape que son perjudiciales para la salud y las emisiones de gases de efecto invernadero que son perjudiciales para el medio ambiente, concluyó.

En una región donde la mayoría de los países importan combustibles fósiles en lugar de exportarlos, la movilidad eléctrica también puede contribuir a una mayor seguridad energética al reducir la dependencia con respecto a las importaciones de petróleo, afirmó el panelista Carlos Mojica, Especialista Principal en Transporte Urbano del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

 

Estas son algunas observaciones realizadas durante el evento:

 

El costo relativamente alto de los vehículos eléctricos aún presenta un desafío, pero la tecnología está marcando la diferencia.

Los costos de las baterías están bajando. En la actualidad cuestan aproximadamente un tercio de lo que costaban hace solo tres o cuatro años y una décima parte de lo que costaban hace una década, según Smith. El valor inicial de un vehículo eléctrico tiende a ser un obstáculo que impide que los organismos del gobierno cambien sus flotas o que las ciudades inviertan en costosos autobuses eléctricos. Es importante que los procesos de adquisiciones tengan en cuenta varios criterios al adoptar decisiones de compra, tal como preocupaciones ambientales y de salud, afirmó Viscidi.

 

Una infraestructura de carga adecuada es esencial.

«Es la omisión más evidente en casi todos los proyectos de movilidad eléctrica que encontramos», dijo Gorguinpour del World Resources Institute. Los planificadores tienden a subestimar el desafío de instalar suficientes estaciones de carga, especialmente para los autobuses. En América Latina, la falta de infraestructura adecuada hace que la propiedad de un vehículo eléctrico sea mucho más difícil fuera de las grandes ciudades.

 

Los gobiernos pueden impulsar el mercado a través de incentivos, inversiones, políticas y leyes.

Los esfuerzos de investigación y desarrollo del gobierno de EE.UU. sentaron las bases para el desarrollo de los vehículos eléctricos, pero los mandatos creados bajo el programa Vehículos de Emisiones Cero de California son los que realmente hicieron despegar el mercado, dijo Gorguinpour. «En su mayoría, los fabricantes de automóviles no producirán vehículos eléctricos para la venta a menos que se vean obligados a hacerlo», afirmó. Varios de los oradores reconocieron que los incentivos fiscales y comerciales pueden ser eficaces para alentar el uso de vehículos eléctricos, pero deberían ser de corto plazo. En última instancia, el mercado debe ser sostenible.

 

El creciente negocio del transporte de carga presenta una oportunidad auspiciosa para los vehículos eléctricos.

Según Smith, en un momento en que aumenta el volumen de compras en línea, los comerciantes sienten la presión de sus clientes por realizar la entrega de sus paquetes de manera más sostenible. En algún punto, afirmó, una compañía con una extensa flota podría incluso almacenar el excedente de capacidad de sus vehículos eléctricos, y luego usarla para satisfacer otras necesidades energéticas.

 

Los vehículos eléctricos no resolverán todos los problemas de transporte.

Tal como señaló Mojica, los vehículos eléctricos pueden causar tanto tránsito como los vehículos convencionales. Varios de los panelistas señalaron que la transición a vehículos eléctricos puede proporcionar una oportunidad para reexaminar el concepto de propiedad de los vehículos particulares y poner en práctica mejoras sistémicas para sacar más autos de la calle. El Grupo BMW ha creado una División de Movilidad Urbana para asesorar a las megaciudades acerca de cómo ser más eficientes y adoptar diferentes modalidades de transporte, incluidos la conducción compartida y los vehículos autónomos. “El futuro no es vender más autos. Vamos a vender millas «, dijo Areas, quien describió a BMW no ya como una compañía de automóviles, sino una «compañía de servicios de movilidad».

 

(Para mayor información acerca de vehículos eléctricos en las Américas, lea estos artículos recientes en el boletín de la ECPA: Llevando los vehículos eléctricos a una marcha más alta y Repensar el transporte urbano).