Boletín de noticias de la ECPA

Lecciones de una pandemia para una economía insular

miércoles, diciembre 30, 2020
Más de 10 millones de personas visitaron Hawái en 2019. En abril de este año, luego de que se suspendieron vuelos y cruceros debido a la pandemia, el torrente de turistas se redujo a tan solo el 99,5 % del año anterior. Si bien el turismo se empieza a reactivar gradualmente, sigue siendo todavía una décima parte de lo que fue el año pasado. La experiencia de los últimos meses ha puesto de manifiesto la necesidad de ser más resilientes y autosuficientes, dice el Director de la Oficina de Energía de Hawái, y al mismo tiempo subraya el alto grado de dependencia de la economía insular de los combustibles fósiles.

 

Considérese, por ejemplo, todo el carburante que requieren los aviones para transportar el volumen habitual de turistas. El Director de la Oficina de Energía de Hawái, Scott Glenn, explicó que la única refinería que funciona actualmente en el estado elabora diésel, gasolina y combustóleo, pero está optimizada para producir carburante para aviones. Cuando se desplomaron las ventas de este último, los precios de los demás productos refinados de consumo local comenzaron a subir, y ello incluía el combustible de bajo contenido en azufre utilizado por algunas centrales eléctricas en su producción.

Esta situación puso de manifiesto el hecho de que 10 millones de turistas estaban subsidiando fuertemente el uso de combustibles fósiles y la fabricación de otros derivados consumidos en el archipiélago, según Glenn.

Hay que considerar también que con ello se subsidiaba el transporte de carga, añadió: los aviones consumen carburante no solo para el transporte de turistas, sino también para el transporte de todos los alimentos, los teléfonos celulares, los aparatos de televisión y todo lo demás que se consume en el archipiélago. Al dejar de haber turistas desapareció el subsidio para el transporte de todos esos productos.

En un seminario web durante el Foro sobre Energía Renovable en el Caribe, en octubre de este año, y luego en una entrevista con la Alianza de Energía y Clima de las Américas (ECPA), Glenn aseveró que la pandemia ha venido a destacar la importancia de construir una economía más sostenible.

Agregó que el aumento de los precios de los energéticos, registrado en Hawái, “nos impulsa a acelerar nuestros objetivos de energía renovable, pues ello nos haría más autosuficientes”. Y al mismo tiempo los residentes también se han vuelto más conscientes de la necesidad de que el estado cultive más de sus propios alimentos, dijo.

“La gente se preocupa ahora más por acelerar estos objetivos de autosuficiencia y sostenibilidad y cómo crear fuentes de empleo locales en esos sectores”, expresó Glenn.

 

Objetivos ecológicos

 

Hawái ya se ha puesto objetivos ambiciosos en materia de energía limpia. En 2015 se aprobó una ley que plantea como objetivo que para 2045 el 100 % de la electricidad vendida en el estado debe provenir de recursos renovables. (La norma de cartera de renovables, como se le llama, se basa más bien en las ventas y no en la generación, por lo que no toma en consideración factores como la energía solar que podrían generar algunos hogares, que no pasa por ningún medidor, o la energía eólica o solar, que no llega a la red de distribución.)

El estado parece ir por buen camino en el cumplimiento de uno de sus objetivos provisionales —el 30 % de las ventas de electricidad a partir de fuentes renovables para finales de 2020—, aunque no será sino hasta febrero próximo que la Comisión de Servicios Públicos pueda publicar las cifras oficiales del año, afirmó Glenn. Esas cifras importan, añadió, porque la ley prevé sanciones financieras para la compañía eléctrica si no cumple los objetivos. Hawaiian Electric, una empresa de servicios públicos propiedad de inversionistas, es el mayor proveedor de electricidad en el estado.

En 2019, los combustibles fósiles seguían representando el 75,2 % de la producción total de electricidad del estado, el 63,2 % de la del petróleo y el 12 % de la del carbón, según las cifras recientemente publicadas por la Oficina de Energía de Hawái. Las energías renovables representaban el 20,3 %, siendo la principal de ellas la energía solar (12,7 %), seguida por la eólica (4,9 %) y la biomasa (2,7 %).

Bajo el liderazgo del Gobernador David Ige —un ingeniero eléctrico de formación, que fue elegido para su segundo mandato en 2018—, Hawái ha optado por no recurrir al gas natural como combustible puente, sino más bien se inclina por mantener la mira puesta en las energías renovables, según Glenn. Dijo que lo que se pretende es llegar a un 100 % de electricidad renovable, por lo que todas las decisiones de hoy se toman en función de ese objetivo final.

Sin embargo, hubo un contratiempo en mayo de 2018 cuando debido a la erupción del volcán Kilauea, uno de los más activos del mundo, tuvo que cerrarse la central eléctrica Puna Geothermal Venture (PGV), situada en la isla de Hawái, a menudo llamada la Isla Grande. (Véase Noticias ECPA, “Aprovechamiento de la fuerza de los volcanes”, 7 de agosto de 2018).

El mes pasado, Hawaiian Electric anunció que PGV había reanudado el suministro de electricidad a la red y que gradualmente aumentaría la producción durante un período de prueba de unas cuantas semanas. Antes de la erupción, la planta producía 38 MW, es decir, el 15 % de la capacidad de generación de la Isla Grande. Hawaiian Electric señaló además que PGV había construido nuevas y mejores líneas de transmisión que la conectaban a la red de distribución.

Cuando la lava afectó la planta geotérmica, los funcionarios temieron que el estado no pudiera alcanzar su objetivo de energías renovables, aseveró Glenn. Sin embargo, varios proyectos han pasado a realizarse en línea desde entonces, lo cual incluye seis granjas solares capaces de suministrar energía para unos 40.000 hogares.

Se ha generado mucha energía de nuevas fuentes en los últimos dos años, pero apenas se alcanza el 30 % del objetivo, sin contar el aporte de la planta geotérmica.

 

La energía es un tema candente

 

No todos los avances en energía renovable han sido recibidos con los brazos abiertos. Como han descubierto Scott Glenn y sus colegas de la Oficina de Energía de Hawái, aunque en teoría la energía renovable goza de un apoyo casi universal, ya en la práctica puede ser controvertida. “Estamos llegando a un punto en el que el objetivo relativamente fácil de ahorros derivados de la energía renovable y la eficiencia energética ha sido alcanzado, pero lo más difícil está por venir”, afirmó Glenn.

El año pasado, un grupo de personas que se oponían a un parque eólico en la costa norte de Oahu, la isla más poblada del estado, trataron de bloquear la entrega de las partes de unas turbinas. Según el periódico de más difusión en el estado, el Honolulu Star-Advertiser, casi 200 personas terminaron siendo arrestadas en las protestas que tuvieron lugar.

La Subdirectora de Energía, Kirsten Baumgart Turner, que participó en la entrevista de ECPA, dijo que el principal problema para los manifestantes en ese caso era la proximidad de los molinos de viento a sus casas y a una escuela local. En términos más generales, dijo, las cuestiones relacionadas con el uso de la tierra se tornan más apremiantes a medida que crece la población del estado, especialmente cuando se trata de lugares de importancia espiritual o cultural, o cuando las comunidades más afectadas se sienten poco representadas.

Según Turner, a la gente le preocupa preservar los recursos naturales y los espacios abiertos, y considera importante que se le tome en cuenta cuando está en juego el patrimonio cultural. Esos temas adquieren relevancia, hasta el punto de volverse controversiales, cuando se trata del uso de la tierra para la generación de energía renovable.

La Oficina de Energía de Hawái, cuya misión es promover la eficiencia energética, la energía renovable y el transporte no contaminante, está destinando recursos a convencer al público en general de la necesidad de una economía basada en la energía no contaminante.

Scott Glenn señaló que Hawái ha logrado que no se sienta el impacto de la generación de energía en su territorio haciendo que la mayoría de los combustibles que se reciben en la planta local sean procesados en Libia o Rusia. “Al cambiar a la energía renovable, no sólo estamos tratando de lograr la sostenibilidad, sino que estamos asumiendo la kuleana —responsabilidad, en hawaiano— que tenemos sobre nuestra propia demanda de energía”. En última instancia, dijo, se trata de “hacer nuestra” la sostenibilidad energética.