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Juventud y acción climática

jueves, diciembre 16, 2021
La voz de los jóvenes ante la urgencia de encarar el cambio climático se oye fuerte y claro. No solo están tomando las calles para protestar, sino que muchos canalizan su energía hacia proyectos o carreras relacionadas con el clima e incluso algunos están liderando las negociaciones sobre el clima.

 

“El activismo no es solo en la calle”, dice María Alejandra Téllez, quien a sus 28 años es cofundadora de ClimaLab, una organización no gubernamental de Colombia. Desde 2017 se ha dedicado a crear conciencia sobre el clima en las escuelas y al desarrollo de proyectos que ayuden a las comunidades que están siendo afectadas por el cambio climático.

La crisis climática es tan urgente que requiere acciones en todos los frentes, afirmaron Téllez y otros de sus coetáneos en entrevistas recientes con la Alianza de Energía y Clima de las Américas (ECPA). Abogada de formación, Téllez ve su trabajo de tiempo completo al frente de ClimaLab como un complemento al activismo más visible de los manifestantes en las calles y de los influyentes en los medios sociales. “Engranados todos, estamos generando un impacto muy grande en Colombia, y ese es el poder de la juventud”, dijo.

Fundadores de ClimaLab: Maria Alejandra Téllez, Andrés Urrego y Jhoanna Cifuentes.

En Brasil, Cassia Moraes, de 31 años, es una de cuatro jóvenes mujeres que fundaron Youth Climate Leaders (YCL) con el objetivo de educar a los jóvenes sobre el cambio climático y abrirles las puertas a carreras que puedan marcar la diferencia.

“¿Qué es lo más eficaz que se puede hacer frente a la crisis climática? Puedes hacer tu trabajo de tiempo completo o de medio tiempo”, afirmó Moraes. YCL ofrece una serie de cursos —hasta ahora solo en portugués— con los que pretende enseñar a los jóvenes sobre el cambio climático y también ofrece becas a jóvenes procedentes de entornos desfavorecidos para que aprovechen estos cursos. Aseguró que los retos derivados del cambio climático darán lugar a la creación de un gran número de nuevos puestos de trabajo y traerán cambios en muchos otros. Por ejemplo, algunos podrán encontrar nuevas oportunidades en las industrias de energía renovable, mientras que otros terminarán aportando una perspectiva climática al derecho, al periodismo, a la agricultura o incluso a la industria restaurantera.

Cassia Moraes (de rojo) junto a miembros de Youth Climate Leaders.

“No hay sector que se salve del cambio climático”, aseguró Moraes. Considera que la posibilidad de que los jóvenes puedan ganarse la vida y al mismo tiempo promover una buena causa puede resultar bastante atractiva, sobre todo en un momento de alto desempleo y de problemas financieros para muchos. YCL ha establecido un acuerdo de colaboración con el estado de São Paulo para crear un curso de formación en línea sobre el clima, que se impartirá en las escuelas técnicas de ese estado.

En Panamá, Juan Carlos Monterrey ayudó a poner en marcha la Academia de Liderazgo para Jóvenes sobre Cambio Climático en 2018 cuando trabajaba para el Ministerio de Ambiente. Al seleccionar al primer grupo de participantes para este encuentro de una semana, los organizadores buscaron jóvenes líderes prometedores, con o sin experiencia en temas medioambientales.

“Para revertir esta crisis, necesitamos que gente en todos los ámbitos y de cualquier profesión empiece a hablar sobre el clima”, aseguró Monterrey.

Hasta la fecha, ha habido tres ediciones de la Academia, y los primeros 30 jóvenes participantes crearon Jóvenes y Cambio Climático, la primera organización civil del país dedicada exclusivamente al cambio climático. A sus 25 años, Beatriz Reyes, que ha estado al frente del grupo durante los últimos dos años, cree que cada vez hay más gente que cobra conciencia sobre el cambio climático, pero le gustaría que sintieran la misma urgencia que ella sobre la necesidad de atacar el problema.

Jóvenes y Cambio Climático ha organizado actividades locales como el Climathon en octubre, que puso de relieve la forma en que la ciudad de Panamá podría ser más amigable para los peatones. En el marco de la iniciativa de Naciones Unidas denominada Conferencias Locales de la Juventud, este grupo adoptó también una declaración que sirvió de insumo para la COP26, celebrada el mes pasado en Glasgow, Escocia.

Momento de selfie en la COP26: Juan Carlos Monterrey, Mari Castillo and Nicole Francisco.

La delegación oficial de negociadores de Panamá ante la COP26 fue la más joven —en promedio 26 años— entre los casi 200 países participantes en la conferencia, según Juan Carlos Monterrey, quien estuvo al frente de esa delegación. Monterrey tiene 29 años, pero empezó a ganar experiencia como negociador en cuestiones de clima para su país desde que tenía 22. Y recientemente adquirió más notoriedad pública al ser escogido para hacer una lectura simbólica de la Declaración de Independencia en la celebración del bicentenario de la independencia de Panamá, el pasado 28 de noviembre. Cuando no está representando a su país, ocupa su puesto como asistente técnico para el Banco Mundial en Panamá. 

Más países deberían seguir el ejemplo de Panamá y dar a los jóvenes poder de decisión en cuestiones de cambio climático, dijo Monterrey. “No se puede negociar el futuro de las generaciones presentes y futuras si no se sienta a la mesa a personas de esas generaciones para negociar su propio futuro”.

 

Hacerse visibles

 

Of course, most of the younger faces in the news in Glasgow were not in the negotiating rooms but outside, among the tens of thousands of activists who made their voices heard in the streets. One of them was Francisco Vera of Colombia, who already has a huge following as an environmental activist even though he is just 12.

La activista climática Greta Thunberg en una protesta previa a la COP26.

La activista sueca Greta Thunberg, cuyo nombre es ahora prácticamente sinónimo de acción climática, tenía 15 años cuando ayudó a lanzar lo que se convirtió en un movimiento estudiantil mundial conocido como Fridays for Future. Antes de la COP26, Thunberg calificó las promesas de los líderes mundiales sobre el cambio climático como mera palabrería. Y su influencia es tal que Boris Johnson, Primer Ministro del Reino Unido, repitió las palabras de la joven al decir que las promesas de París “no serán más que bla, bla, bla, y la ira e impaciencia del mundo serán incontenibles si no abordamos en serio el cambio climático aquí en la COP26 en Glasgow”.

En esa conferencia, el expresidente Barack Obama señaló que los líderes jóvenes del mundo están trabajando con ahínco para lograr el cambio. “Mucha gente conoce ahora a Greta, pero el mundo está lleno de Gretas”, dijo Obama, quien también destacó el liderazgo de Juan Carlos Monterrey, quien años antes había participado en el programa Obama Foundation Scholars.

Obama instó a los jóvenes en edad y a los jóvenes de corazón a seguir presionando a los gobiernos y a las empresas para que tomen en serio el cambio climático, y los exhortó también a canalizar su ira y frustración para obtener resultados reales. “Prepárense como si fueran a participar en un maratón, no en una carrera corta, porque la solución a un problema tan grande, tan complejo y tan importante como este no se va a encontrar de golpe”, dijo Obama.

Barack Obama hablando en la COP26.

Los jóvenes que compartieron sus opiniones con la ECPA también compartieron algunos consejos para sus coetáneos que también quieren hacer algo por el cambio climático, pero que no saben por dónde empezar.

Entérense. El tomar las calles podría ser seductor, pero también podría ser algo superficial si la gente no se toma el tiempo necesario para estudiar el problema del cambio climático, para conocer los hechos y tener una idea de cómo resolver un problema tan complicado, señaló Cassia Moraes. “Si fuera sencillo ya lo hubiéramos solucionado”, agregó.

Encuentren su nicho. “Creo que todos los jóvenes tienen que tratar de identificar sus habilidades y cómo pueden contribuir mejor a esta enorme tarea”, aseveró Juan Carlos Monterrey. Algunos tal vez encuentren su forma de colaborar participando en marchas o tocando puertas, otros tal vez puedan dedicarse a cuestiones más técnicas o académicas o al servicio civil, o expresar sus inquietudes a través del arte o la poesía. “Los jóvenes están descubriendo formas creativas de hacer oír sus voces, y eso me hace ser optimista”, dijo Monterrey.

Metan las manos en la elaboración de políticas. En Colombia, ClimaLab y otras organizaciones de jóvenes hicieron recomendaciones al gobierno como parte del proceso emprendido para actualizar los compromisos del país en materia climática, conocidos también como contribuciones determinadas a nivel nacional. Una de sus recomendaciones fue hacer que el cambio climático y el desarrollo sostenible formen parte del plan de estudios obligatorio en las escuelas. “Muchas veces a los jóvenes nos descalifican porque no tenemos la experiencia suficiente”, dijo María Alejandra Téllez. Sin embargo, agregó que ella y sus colegas tienen mucho que decir y deben hacerse oír cuando se trata de políticas públicas.

Insistan en ser incluidos. “Si no hay espacios para jóvenes, hay que crearlos”, dijo Beatriz Reyes. Cuando ella y sus compañeros se dieron cuenta de que los excluían de algunos eventos oficiales relacionados con el cambio climático, empezaron ellos mismos a organizar eventos e invitaron a las autoridades a que participaran en mesas redondas. Algunas entidades gubernamentales de Panamá, como la Secretaría de Energía, creen firmemente en la participación de los jóvenes, mientras que a otros hay que insistirles, señaló Reyes. Cuando los gobiernos elaboran estrategias y políticas, agregó, deben incluir a los jóvenes en todo el proceso. Y es importante que los jóvenes demuestren que conocen el tema y que entienden cómo se toman las decisiones.

Consideren una carrera política. Monterrey asegura que no tiene planes para postularse a un cargo público, pero sí insta a los jóvenes a que se involucren en los procesos políticos y en el gobierno. “A final de cuentas, los gobiernos son las únicas entidades que tienen el poder, la capacidad y los recursos para poner en marcha las transformaciones necesarias para detener esta crisis”.

 

Progreso imperfecto

 

Juan Carlos Monterrey hablando en la COP26.

Juan Carlos Monterrey, que encabezó al joven equipo negociador de Panamá en la COP26 de Glasgow, dejó en claro —en una declaración final ante los participantes— que su país no estaba nada contento con el resultado de la reunión. Algunas de las decisiones, dijo, fueron hechas por los principales emisores de contaminantes en su propio beneficio, mientras que no se tuvieron suficientemente en cuenta las necesidades y aportaciones de los países con selvas tropicales como Panamá. 

“Aquí en Glasgow tuvimos la oportunidad de sentar las condiciones para que los combustibles fósiles se queden bajo tierra, pero el paquete aprobado no apunta precisamente en esa dirección”, dijo Juan Carlos ante la conferencia. “¡Qué vergüenza!” Aún así, señaló, el texto en su conjunto sí representa un avance en cuanto a la protección del ambiente: “no es un paso perfecto, pero sí un paso en la dirección correcta”. (Consulte el Pacto Climático de Glasgow aquí.)

En una entrevista reciente, Monterrey habló de algunas de sus frustraciones con este proceso. En algunos casos, dijo, los negociadores parecían estar más interesados en granjearse el favor de los países más grandes que en defender enérgicamente los intereses de sus propios países.

La delegación de Panamá llamó mucho la atención de los medios de comunicación en la COP26, pues estaba integrada en su mayoría por jóvenes. En un acto al que solo se permitió hablar a los representantes oficiales de los países, la delegación de Panamá aceptó hacer una declaración en representación de los activistas que no habían podido hacerse oír. La negociadora principal suplente de Panamá, Mari Castillo, de 25 años, leyó la mencionada declaración que fustigaba a los líderes nacionales y corporativos por no cumplir con sus obligaciones climáticas en “una reunión plenaria en la que abundaron las felicitaciones y las muestras de cortesía”, según el periódico Washington Post. “Los vemos como líderes mundiales, pero sus acciones nos decepcionan”, se decía en la declaración. 

Si bien a veces la diplomacia puede ser un poco frustrante, dijo Monterrey en una entrevista, es importante no dejar de intentarlo. “El progreso no es perfecto”, aseguró. “A veces se dan tres pasos adelante y dos hacia atrás; pero ese poco avance que se logra hay que valorarlo en todo su contexto, pues la historia nos enseña que el progreso siempre se ha dado poco a poco”.

 


Imagen de portada: Mari Castillo (izquierda), Juan Carlos Monterrey y Nicole Francisco, tres miembros de la joven delegación de Panamá en la COP26.