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El rumbo de una compleja transición

lunes, enero 31, 2022
Trinidad y Tobago es muy vulnerable al cambio climático, al igual que los demás pequeños estados insulares en desarrollo del Caribe de habla inglesa. Pero a diferencia de sus vecinos, su economía depende en gran medida de los hidrocarburos. Eso hace que la transición energética sea especialmente complicada.

 

El Primer Ministro Keith Rowley aludió a la dificultad de la tarea por delante en su discurso durante la conferencia climática COP26 a fines del año pasado en Glasgow, Escocia.

«En tanto que una economía basada en gran medida en el petróleo, el gas y los productos petroquímicos, en Trinidad y Tobago reconocemos nuestra responsabilidad en la transición, en un tiempo razonable y manejable, hacia emisiones netas cero», dijo.

Rowley reafirmó el compromiso y la determinación de su país de hacer su parte y señaló que los efectos del cambio climático han alcanzado las costas de Trinidad y Tobago. «Las pérdidas y los daños ya son claros en la fuerte erosión de nuestra costa y la decoloración de nuestros arrecifes de coral», afirmó. Los países vulnerables necesitan acceso al financiamiento climático para adaptarse a los impactos y «ayudar a transformar sus economías en caminos más sostenibles y bajos en carbono», agregó.

Keith Rowley, Primer Ministro de Trinidad y Tobago en la COP26.

«Hemos establecido objetivos muy ambiciosos orientados a diversificar nuestra economía», dijo Rowley a los líderes mundiales. «Hemos puesto en marcha ambiciosos planes para reducir las emisiones y desarrollar la resiliencia climática, pero necesitaremos ayuda».

Describió algunas de las medidas que su país ha adoptado:

  • Prepararse para ejecutar un proyecto de energía solar de gran escala, el más grande del Caribe de acuerdo a las proyecciones, que según él, representaría el 10% de las necesidades energéticas de Trinidad y Tobago.
  • Desarrollar una política de movilidad eléctrica e implementar medidas de incorporación gradual de vehículos eléctricos.
  • Crear una política de transición justa de la fuerza laboral para volver a capacitar, renovar y desarrollar nuevas capacidades para una economía baja en carbono.
  • Seguir medidas que faciliten la inversión en hidrógeno verde a fin de reducir las emisiones de la industria petroquímica.
  • Explorar el uso del CO2 que la industria genera en potenciales proyectos de secuestro del carbono.

En una conferencia de prensa a su regreso a Puerto España, Rowley enfatizó que el mundo necesita transitar una transición a tipos de energía más sostenibles y que «el cambio llegará» a Trinidad y Tobago como resultado de ello. Pero todo esto no sucederá de la noche a la mañana, sentenció.

«Estamos en el negocio de los hidrocarburos y seguiremos en él mientras haya un mercado en el mundo», dijo, y dijo que la producción y la exploración continuarán. Señaló que los productores más grandes como Estados Unidos, Australia y China no han expresado ninguna intención de salir del petróleo y el gas.

En noviembre, Trinidad y Tobago firmó un contrato de producción compartida con Shell con el objetivo de desarrollar el campo gasífero Manatee en las aguas ubicadas entre la nación de las islas gemelas y Venezuela.

Tanto el Primer Ministro Rowley como el Ministro de Energía Stuart Young han destacado que el gas natural principal motor de la industria en Trinidad y Tobago es más limpio que el carbón y el petróleo y, por lo tanto, es probable que siga formando parte de la economía mundial durante más tiempo.

En un foro de energía en noviembre, Young aseguró que la industria seguirá existiendo durante décadas, informó el periódico local Newsday. «Entiendo la preocupación, pero mi recomendación es que no entremos en pánico. Hagamos lo que sea necesario», aseveró.

Rowley y Young se han esforzado por enfatizar que el país se propone desarrollar más proyectos de energía renovable y hacer que su industria petroquímica sea más ecológica. Como dijo el Primer Ministro Rowley en la conferencia de prensa posterior a la COP26, «aquí está en juego el futuro del país».

De hecho, los combustibles fósiles representan una gran parte de la economía de Trinidad y Tobago. Según la publicación del gobierno Visión 2030 Estrategia Nacional de Desarrollo 2016-2030, las exportaciones de petróleo, gas y petroquímicos representan el 40% de los ingresos del país, más del 80% de los ingresos por exportaciones y más de un tercio del PIB.

 

En una encrucijada

 

Trinidad y Tobago es un pequeño estado insular con una economía industrial.

La transición energética es un tema de debate en el país, al menos en el sector energético, pero hasta el momento el debate es asimétrico, según Curtis Boodoo, experto en energía de la Universidad de Trinidad y Tobago (UTT).

«No diría que se trata de energía renovable versus petróleo y gas, porque la voz de la energía renovable es un susurro muy pequeño y silencioso», dijo en una entrevista.

Desde su punto de vista, el camino a seguir es «ser agresivo» para avanzar hacia la transición energética. No se trata de cerrar las industrias más grandes del país, explicó, sino de adecuarlas y aprovechar el conocimiento acumulado durante más de un siglo de producción petrolera.

«Creo que estamos en una encrucijada», dijo Boodoo, ingeniero eléctrico de formación que enseña en la UTT y ha sido consultor en proyectos relacionados con la energía tanto para el gobierno como para organismos internacionales. «Tenemos la oportunidad de adoptar la transición. El momento de adoptar la transición es ahora».

En algunos casos, afirmó, contar con un voluminoso sector de petróleo y gas incluso le brinda una ventaja al país. Fíjese en el caso de la energía eólica marina, por ejemplo. La empresa estatal de gas (National Gas Company) está trabajando con UTT en un estudio preliminar para evaluar el potencial de desarrollo de esta fuente de energía renovable, que podría apoyar la ecologización de la industria petroquímica.

En la actualidad, las plantas petroquímicas del país utilizan el denominado hidrógeno gris (producido a base de gas natural) como materia prima. Si pudieran reemplazarlo con hidrógeno verde (producido a base de energía renovable), eso haría que las exportaciones como el amoníaco y el metanol fueran más valiosas en el mercado mundial.

Una plataforma de perforación espera el despacho de aduanas en el puerto antes de ser llevada a un campo de petróleo y gas en alta mar.

La energía eólica marina sería un «complemento natural» como una fuente de energía renovable para la industria, según Boodoo, en parte porque ya existe una red de empresas trinitarias que prestan servicios a torres de perforación y plataformas de alta mar y que podrían girar hacia la nueva tecnología. Abogó por invertir en energía eólica marina mientras la producción de gas en alta mar aún está activa y antes de que la gente comience a abandonar la industria.

«La infraestructura que permite adoptar la transición ya existe, la experiencia técnica local ya existe. Solo necesitamos tomar algunas decisiones firmes y difíciles que determinen en qué dirección nos dirigimos», dijo Boodoo.

Como punto de partida, le gustaría que el gobierno establezca una fecha objetivo preferiblemente 2050 en la que Trinidad y Tobago deberá alcanzar emisiones netas cero, como lo han hecho algunos de sus vecinos del Caribe y varias de las economías más grandes del mundo. «Al hacer esto, nos obligamos a ser agresivos en nuestra transición», dijo.

Queda claro que los gobiernos no son los únicos que apuntan a la transición energética. BP y Shell, dos compañías que ya son grandes actores de la industria petrolera de Trinidad y Tobago y que han promocionado sus propias estrategias de transición, forman parte del consorcio de empresas que construirán el proyecto solar de gran escala al que el Primer Ministro Rowley se refirió en Glasgow.

El nuevo proyecto, que podría ponerse en marcha este año, incluirá parques solares en dos emplazamientos en la isla de Trinidad, con una capacidad combinada de 112MW. Rowley dijo en Glasgow que el gobierno planea aumentar su aprovechamiento de la energía solar en los próximos años, alcanzando el 30% de la capacidad en 2030.

Boodoo estima que para que la energía solar realmente despegue, Trinidad y Tobago debe adoptar una tarifa regulada que permita la generación eléctrica para consumo doméstico y comercial, en otras palabras, módulos solares instalados en los techos. Las plantas de energía solar ocupan mucho espacio y el espacio es limitado, señaló, y agregó que el proyecto solar en proceso ocupará más de tres veces la superficie de Queen’s Park Savannah, el espacio abierto más grande de Puerto España.

Hoy en día, la electricidad de Trinidad y Tobago proviene del gas natural. Es mucho más barata y limpia que en otros países del Caribe que todavía usan diésel o combustóleo para generar energía. Algunos argumentan que las tarifas deberían aumentar para fomentar el ahorro, y Boodoo concuerda en que un aumento es debido. Sin embargo, considera que no tiene sentido aumentar drásticamente las tasas.

«Gozamos de una fuente autóctona de gas natural», dijo, y agregó que se han realizado importantes inversiones para construir un sistema eficiente de generación eléctrica que beneficie a las personas mediante un recurso que impulsa a gran parte de la economía.

«El pueblo de Trinidad y Tobago invirtió una gran cantidad de recursos en nuestra economía del gas natural y nuestro sector energético», dijo. «Esta es una de las razones por las que la electricidad es barata».


Imagen de portada: Plataforma de perforación petrolera frente a la costa de Trinidad y Tobago.