Para capitalizar al máximo el potencial de las energías renovables, los países deberán replantear la totalidad de sus estrategias energéticas, dijo Paul Smith, Director de Desarrollo de Wärtsilä North America, Inc., una subsidiaria de Wärtsilä Corp. de Finlandia. En lugar de construir plantas térmicas convencionales para satisfacer sus necesidades básicas y luego agregar energía renovable adicional, necesitan diseñar todo el sistema en torno a las energías renovables, dijo.
Ello significa desarrollar políticas y marcos regulatorios para el sector eléctrico que pongan la flexibilidad “en el centro de atención”, dijo Smith en la Cuarta Reunión Ministerial de la Alianza de Energía y Clima de las Américas (ECPA), celebrada en febrero en Jamaica. Fue uno de los tantos representantes del Diálogo Empresarial de las Américas que habló durante una sesión plenaria con el sector privado.
En una entrevista posterior para el boletín de noticias de la ECPA, Smith, que está a cargo de las Américas en Wärtislä, explicó que muchos países de la región han establecido metas elevadas de penetración de la energía renovable, pero siguen agregando unidades «inflexibles» en sus sistemas de energía con la idea de que incorporarán fuentes renovables en el futuro.
«La realidad es que cada vez que salen a licitar una nueva instalación para generar energía, están haciendo que el sistema sea cada vez menos flexible y, por lo tanto, las posibilidades de alcanzar ese objetivo son cada vez más distantes», dijo.
Afirmó que este es el resultado del pensamiento tradicional acerca de los sistemas de energía. «En tanto que ingenieros, todos estamos entrenados para buscar la eficiencia». Cuando los ingenieros, las empresas de servicios públicos y los reguladores planifican un sistema energético, tienden a fijarse en qué tipo de planta puede entregar energía al menor costo en el tiempo. Según Smith, a menudo la respuesta es una planta a gas de ciclo combinado.
Sofisticados modelos informáticos pueden ayudar a identificar soluciones óptimas para las redes eléctricas, dependiendo de las necesidades, prioridades y limitaciones de cada país. Wärtislä, que fabrica motores para barcos y centrales eléctricas, ha ejecutado este tipo de modelos para más de 140 países de todo el mundo, incluyendo a varios de América Latina y el Caribe, según Silvia Zumárraga, Gerente General de Desarrollo de Mercado para Wärtsilä North America. Recientemente, la compañía desarrolló un modelo para el estado de California a fin de mostrar cómo podría lograr su meta de electricidad 100 por ciento limpia.
Wärtsilä incursionó por primera vez en el modelado de supercomputadoras por motivaciones propias para mejorar su entendimiento acerca de los mercados en los que comercializa sus equipos. Terminó compartiendo la información con instituciones financieras de desarrollo, gobiernos y otras partes interesadas, dijo Zumárraga. La compañía no cobra por este servicio a fin de evitar cualquier apariencia de conflicto de intereses. Asimismo, es transparente acerca de los supuestos que aplica cuando ejecuta los datos, dijo.
Como es el caso en cualquier proyección, cuanto mejor y más completa sea la información, más preciso y útil será el modelo. En algunos países, todos los datos del sistema energético están disponibles al público. Tan solo se trata de sentarse con los responsables políticos a fin de identificar los parámetros correctos. Por ejemplo, si el objetivo es alcanzar el 40 por ciento de penetración de energía renovable para 2050, el modelo trazará el mejor camino para lograrlo teniendo en cuenta la configuración actual del sistema eléctrico del país.
Según Zumárraga, ello no significa que el país deba necesariamente adoptar las recomendaciones o adquirir los equipos de Wärtislä. «Podemos mostrar el camino para alcanzar objetivos más altos de energías renovables, pero no podemos obligar» a seguir ese camino, dijo.
«Cuando se trata de carga de base, es esencialmente la electricidad más barata porque es la unidad más eficiente», dijo Smith. «El problema es que es una unidad sumamente inflexible».
Esto no es problemático si solo un pequeño porcentaje de la generación eléctrica proviene de fuentes renovables intermitentes, dijo. Pero una vez que los porcentajes de energía eólica o solar se tornan significativos, el objetivo es maximizar la electricidad generada a partir de esos recursos limpios y económicos y utilizar otros tipos de energía, como la hidroeléctrica, el almacenamiento en baterías o la generación térmica, para equilibrar la intermitencia. Ese acto de equilibrio a veces debe ocurrir minuto a minuto, si el viento comienza a disminuir o las nubes tapan al sol.
Pero esa planta a gas que genera carga de base con mucha eficiencia no está diseñada para arrancar y detenerse rápidamente, sino para funcionar de manera continua. De hecho, el productor independiente de energía que la opera probablemente esté recibiendo un «pago por capacidad» por asegurar que la planta esté disponible. Ello crea un incentivo para mantener la planta funcionando tanto como sea posible, lo cuál hace que gran parte de la energía eólica y solar no se utilice. «Sencillamente la estás desperdiciando», dijo Smith.
Para hacer el mejor uso de la energía renovable intermitente, agregó, «no hay que buscar la unidad más eficiente, hay que buscar la unidad más flexible del sistema que permita que esa energía renovable genere todo lo que pueda».
Para aprovechar al máximo las energías renovables hace falta considerar no sólo requisitos técnicos, sino también políticas y normativas, según Smith. En el caso de una empresa monopólica controlada por el estado, dijo, es relativamente fácil establecer objetivos claros y decidir cómo alcanzarlos.
Sin embargo, en el caso de servicios desagregados en los que la generación, transmisión y distribución eléctrica se manejan por separado, el sistema debe incorporar incentivos para que los productores independientes de electricidad agreguen energías renovables, dijo Smith. En otras palabras, en lugar de recompensar el suministro de capacidad de carga de base eficiente, los reguladores deberían premiar una generación flexible que permita el ingreso de más energías renovables.
«Es un mecanismo de compensación diferente y tiene que ser evaluado de una manera completamente diferente», dijo Smith.
«Lo primero que se necesita es voluntad política», dijo. «Una cosa es hablar del tema y otra cosa es arremangarse y hacer que un gobierno implemente las políticas y regulaciones para que suceda «.
Pero con precios mundiales del petróleo tan bajos —recientemente cayeron a niveles negativos— ¿los gobiernos seguirán interesados en las energías renovables?
«Personalmente creo que el impulso hacia la energía renovable continuará», dijo Smith. «Creo que la motivación está, la voluntad está».
Dijo que las instituciones financieras de desarrollo tendrán un papel que desempeñar para mantener el enfoque en las energías renovables, especialmente al armar paquetes de ayuda que apoyen la recuperación de los países ante la crisis del Covid-19. Mientras tanto, dijo Smith, la caída de los precios del petróleo es una noticia positiva para las economías de la región en las que el turismo desapareció debido a la pandemia. Con lo terrible que es la situación para ellos en este momento, agregó, «imagínese lo que sería si esto hubiera ocurrido cuando estábamos en US$90 por barril».