Una de las fortalezas de nuestra región es la abundancia de recursos energéticos renovables. Y a partir de ello, en todas las Américas los países están avanzando hacia las energías limpias, motivados por la urgencia del cambio climático. La Alianza de Energía y Clima de las Américas (conocida como ECPA, por su acrónimo en inglés) ha ayudado a darle forma a los esfuerzos de este continente por abordar una serie de retos que todos compartimos. Sí, todavía nos queda un largo tramo por recorrer. Sí, el Acuerdo de París sobre el cambio climático está recién dando sus primeros pasos. Pero vamos por buen rumbo. Un buen ejemplo de ello es la realización de la Tercera Reunión Ministerial de ECPA, que Chile tendrá el privilegio de acoger en septiembre de 2017, y que nos brindará la oportunidad de definir nuestras prioridades, fortalecer nuestra cooperación y profundizar nuestro compromiso en pos de una transición hacia la energía sostenible.
Mi propio país ha emprendido un ambicioso camino energético. Tal como dijo la presidenta Michelle Bachelet el mes pasado en la Conferencia de las Nacionales Unidas sobre el Cambio Climático efectuada en Marruecos, la meta de Chile consiste en abastecer el 70 por ciento de su generación eléctrica con recursos renovables para el año 2050. En esta línea avanzamos de manera decidida, basados en la fortaleza de nuestro país en materia de recursos naturales, que hacen a las energías renovables competitivas por sí solas. También estamos implementando medidas que abordan los efectos de la desertificación y estamos creando una Agencia de Cambio Climático, a fin de coordinar los esfuerzos de mitigación y adaptación y fomentar las alianzas público-privadas en esta materia.
Chile no es el único que está actuando en estos temas. Todos nuestros países —desde los Andes hasta el Caribe, desde Canadá hasta el Cono Sur— están adoptando medidas que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigan los efectos del cambio climático que nos impactan de manera creciente.
Una alianza como ECPA nos alienta a ir más lejos. Al trabajar juntos, podemos aprovechar mutuamente nuestras experiencias, aprender de nuestros errores, explorar estrategias de efectividad demostrada y mejorar las perspectivas económicas de la región. A través de la Organización de los Estados Americanos (sede de la unidad de coordinación técnica de ECPA), podemos forjar estrechos lazos políticos en torno a los temas relacionados al clima y la energía y elevar el conocimiento entre nuestros ciudadanos de la importancia de llevar a cabo acciones efectivas.
En el transcurso de los últimos años se implementaron numerosos proyectos de energía enmarcados en ECPA. Éstos se han enfocado en varias iniciativas que reflejan las diversas prioridades de la región: electricidad asequible, ciudades sustentables, biomasa sostenible, producción industrial más limpia y eficiencia energética, entre otras. A través de ECPA, los expertos de nuestros países asistieron a talleres, participaron en debates públicos y se unieron a misiones de intercambio técnico, con lo cual hemos forjado alianzas estratégicas con instituciones académicas, organizaciones no gubernamentales, el sector privado y bancos multilaterales.
ECPA encuentra sus raíces en una propuesta que Estados Unidos presentó en la Cumbre de las Américas de abril de 2009, celebrada en Puerto España, Trinidad y Tobago. En esa ocasión, el presidente Barack Obama destacó que “nuestro hemisferio cuenta con una plétora de recursos naturales que podrían hacer que la energía renovable fuese abundante y sostenible, generando a la vez empleos para nuestros pueblos”. Una Alianza de Energía y Clima de las Américas, agregó, “nos ayudará a aprender unos de otros, compartir tecnologías, facilitará la inversión y maximizará nuestras ventajas comparativas”.
Y hoy es posible decir que el compromiso internacional con respecto a la energía limpia ha empezado, tanto en nuestra región como en el resto del mundo. En este sentido, la presidenta Bachelet recalcó ante los jefes de Estado y de Gobierno en Marruecos, que la entrada en vigor del Acuerdo de París el pasado 4 de noviembre era un indicativo de que “transitar hacia una sociedad baja en carbono no sólo es urgente; es también un propósito que se hace crecientemente realidad”. Asimismo, la mandataria hizo un llamado a una rápida y efectiva implementación del acuerdo climático, de manera tal que también se logre una sinergia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Sin duda, es una ardua tarea, que requerirá esfuerzo y compromiso. Pero los países de las Américas están dispuestos a encarar el reto. La Tercera Reunión Ministerial, que se realizará en Chile los días 7 y 8 de septiembre de 2017, le dará a nuestra región la oportunidad de dar algunos pasos más en la dirección correcta.