Boletín de noticias de la ECPA

Desempeño energético en edificios públicos

martes, marzo 21, 2017

En Valdivia, una ciudad de unos 160.000 habitantes en el sur de Chile, un equipo de investigación universitario se dedicó a analizar la mejor manera de reducir el uso de energía en edificios públicos. Buscando sacar el máximo provecho, el equipo se centró en tres escuelas y el Ayuntamiento.

Primero, un poco de contexto. Valdivia no es ajena a cielos grises y días fríos. Si bien la nieve es rara, la lluvia es cualquier menos eso; La precipitación anual de la ciudad es de más de 2.400 milímetros (alrededor de 95 pulgadas). La mayoría de los hogares queman leña para el calor, e incluso muchos edificios públicos tienen calderas de leña, que a menudo operan entre ocho y nueve meses al año.

Valdivia fue uno de los tres sitios elegidos para un proyecto de eficiencia energética llevado a cabo por la Universidad Internacional de la Florida (FIU), en asociación con la Universidad Austral de Chile, a través de la Alianza de Energía y Clima de las Américas (ECPA). También se realizaron esfuerzos similares con socios locales en Goiás, Brasil, y Puerto España, Trinidad y Tobago. El objetivo era evaluar el uso de energía en edificios municipales seleccionados y desarrollar recomendaciones rentables que pudieran aplicarse de manera más amplia.

El equipo del Proyecto en Valdivia selecciono tres escuelas diferentes para evaluar, cada una hecha de distintos materiales, y construidas en diferentes eras. Igualmente decidieron estudiar el edificio que acoge al ayuntamiento municipal.

El reto más grande fue determinar cuanta energía estaban actualmente las consumiendo construcciones, y qué tan eficiente—tarea que no es tan simple como suena, según Carolina Sepúlveda, una arquitecta de la Universidad Austral de Chile que dirigió este proyecto que duró tres años.

Su equipo hizo una evaluación de arriba a abajo (top-to-bottom) de cada edificio que incluía observaciones in situ y entrevistas con usuarios regulares: ¿Qué tan cómoda se siente la habitación? ¿La temperatura varía desde la mañana hasta la tarde? ¿Era adecuada la iluminación en días nublados?

Las respuestas a menudo variaban ampliamente, dependiendo de la persona y del edificio. En el ayuntamiento, los empleados en un área siempre estaban demasiado fríos, mientras que los que estaban en otro piso podían estar sudando. En las escuelas, los maestros tendían a quejarse más de la temperatura que los estudiantes; pero, de nuevo, fueron ellos quienes tuvieron que lidiar con alumnos inquietos cuando el salón de clase estaba demasiado caliente o frío.

El equipo tomó toda la información cualitativa y la contrastó con datos cuantitativos. Utilizó simulaciones por computadora para crear un análisis tridimensional de cada edificio e instaló sensores interiores y exteriores para rastrear científicamente el rendimiento energético a lo largo del tiempo. Después de todo, sin un punto de partida claro, sería imposible medir con precisión el progreso.

«El gran trabajo de este proyecto fue la construcción de esa línea base«, explicó Sepúlveda. Utilizando esa información, el equipo del proyecto está desarrollando una serie de recursos, incluyendo un informe completo con pautas y recomendaciones, un libro educativo para niños sobre el ahorro de energía y especificaciones arquitectónicas detalladas basadas en los resultados del estudio.

Dadas las limitaciones de financiamiento, el proyecto no pudo implementar todas las recomendaciones: el aislamiento de las aulas, por ejemplo, es algo que requeriría un financiamiento público significativo, pero al menos se podía iniciar con una mejor iluminación. La Escuela Rural Misión de Arique, una pequeña escuela construida en madera en los años sesenta, se convirtió en la primera escuela equipada 100 por ciento con iluminación LED en el distrito escolar de Valdivia, paso que redujo su consumo de electricidad en más del 15 por ciento. La Secretaría Regional del Ministerio de Energía de Chile se ha comprometido a continuar implementando mejoras en las escuelas de la ciudad a medida que se disponga de fondos del gobierno federal, dijo Sepúlveda.

Las mejoras de iluminación también se hicieron en el sótano sin ventanas del Ayuntamiento, una zona de alto tráfico donde los miembros del público van a renovar sus licencias de conducir. «Yo misma he estado ahí dos horas«, dijo Sepúlveda, que se alegra de que los conductores de la ciudad ya no tengan que esperar bajo parpadeantes luces fluorescentes.