La ley que creó el ICE, el 8 de abril de 1949, estableció que la compañía debía generar electricidad de manera ambientalmente responsable, utilizando recursos renovables, dijo Irene Cañas, Presidenta Ejecutiva del Grupo ICE, el conglomerado que incluye a la proveedora de servicios de electricidad y telecomunicaciones ICE y varias filiales. La gente detrás de esa ley fundacional era «muy visionaria», agregó, y señaló que la creación del ICE se produjo solo cuatro meses después de que el gobierno del presidente José Figueres aboliera el ejército del país.
«En esos años no hablábamos de la palabra sostenibilidad, pero prácticamente lo que describen en la ley es sostenibilidad”, dijo en una entrevista telefónica reciente. La ley también puso fin a una era en la que la electricidad había sido suministrada por una empresa extranjera y no estaba disponible para todos, y en su lugar decretó que este recurso se utilizaría para “fortalecer la economía nacional y promover el mayor bienestar del pueblo de Costa Rica».
No es de extrañar, dado ese contexto, que la electricidad llegue a casi todos en Costa Rica —el 99.4 por ciento de la población, con el objetivo de llegar al 100 por ciento— y casi todo proviene de recursos renovables.
La hidroelectricidad, el recurso renovable original del país, representa hoy cerca de tres cuartas partes de la electricidad generada, luego viene el viento (15 por ciento), seguido de la energía geotérmica (8,5 por ciento) y la biomasa y la energía solar cada una por debajo del 1 por ciento. El país recurre a los combustibles fósiles para llenar cualquier vacío.
Este es un año de El Niño, lo que significa que la temporada de lluvias será más corta y más seca de lo normal. Como resultado, el ICE está tratando de poner en funcionamiento su nueva planta geotérmica de 55 megavatios (MW) para fines de abril, antes de la fecha de inicio original de julio. No es que espere escasez de electricidad, después de todo, el combustible búnker está siempre disponible para la generación térmica de respaldo, sino que quiere mantenerse ecológico. «Queremos y estamos comprometidos con la reducción de la huella de carbono», dijo Cañas. «En este caso, el adelantar la operación de Pailas II nos viene a aliviar mucho el tener que generar con combustibles fósiles».
Ese tipo de acto de equilibrio es algo a lo que el ICE está acostumbrado después de todos estos años. En la entrevista, Cañas habló sobre la evolución de la empresa, ya que primero dependía exclusivamente de la energía hidroeléctrica, luego agregó la generación térmica de respaldo y terminó incorporando fuentes geotérmicas, eólicas y otras. El ICE ha tenido plantas geotérmicas en funcionamiento durante 25 años y tiene la tercera capacidad geotérmica instalada más grande en las Américas (207 MW), después de Estados Unidos y México, según un reciente comunicado de prensa de la compañía.
«Tenemos, afortunadamente, una combinación de fuentes renovables variada», señaló Cañas, quien asumió el cargo del Grupo ICE en mayo pasado, luego de haberse desempeñado en el gobierno anterior en carácter de Viceministra del Ministerio de Medio Ambiente y Energía.
Al preguntarle qué consejo le daría a sus contrapartes en otros países que quizá no gocen de los mismos adelantos en energías renovables, Cañas destacó la necesidad de «tener claro el potencial que se tiene de cada fuente». No todos los países tienen energía geotérmica o hidroeléctrica. Pero tienen viento, biomasa y energía solar, afirmó.
«Con las energías variables, se tiene que tener una combinación de fuentes —más, aquellas que dependan del clima», dijo. Según Cañas, confiar en fuentes renovables dependientes del clima requiere una combinación y una distribución óptimas de recursos, junto con prácticas sostenibles, a fin de garantizar un suministro adecuado de electricidad para satisfacer la demanda.
Costa Rica tiene mucha oferta. De hecho, hace unos meses, ICE anunció que un importante proyecto hidroeléctrico que se encontraba en etapa de planificación, El Diquis, se suspendería por un tiempo indeterminado. Cañas afirmó que la inversión en lo que habría sido el mayor proyecto hidroeléctrico de Centroamérica no tenía sentido porque la tasa de crecimiento del consumo eléctrico había comenzado a estabilizarse frente a una economía cambiante.
Muchos fabricantes con altos consumos de energía han migrado a lugares con salarios más bajos, explicó, y la economía de Costa Rica ahora está más orientada a los servicios. Los negocios típicos de servicios, tales como los proveedores de atención médica, los centros de llamadas o los operadores de turismo, necesitan principalmente aire acondicionado, luces y computadoras, no equipos industriales. «No hay suficiente demanda que absorba el proyecto Diquís», dijo Cañas.
El ICE desempeñará un papel fundamental en los próximos años, ya que Costa Rica tiene la mira puesta en descarbonizar toda su economía (véase el artículo de la ECPA, Costa Rica: Marcha a toda velocidad hacia la descarbonización).
Primero, dijo Cañas, tiene que seguir haciendo lo que siempre ha hecho: desarrollar las fuentes de energía renovable del país de manera sostenible. El ICE también planea actualizar parte de su infraestructura de transmisión y distribución más antigua e instalar medidores inteligentes en todo su sistema para proporcionar a la empresa y sus clientes datos en tiempo real. Estos dispositivos digitales, entre otras cosas, permitirán a los clientes administrar mejor el uso de la electricidad, por ejemplo, programando el sistema para encender y apagar las luces en ciertas horas, o regar el jardín en horas no pico, y permitir que los operarios de la empresa respondan a cualquier problema rápidamente.
«Se abre todo un universo de posibilidades con los medidores inteligentes», explicó Cañas. Los costos de las actualizaciones y la modernización del sistema se financiarán mediante el primer tramo de una línea de crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para proyectos de energía verde, dijo (la línea de crédito flexible de 500 millones de dólares se utilizará para varios proyectos durante los próximos años).
Una de las áreas claves del nuevo plan de descarbonización del país es el sector del transporte. La red eléctrica verde de Costa Rica hace que los vehículos eléctricos, y posiblemente un sistema ferroviario eléctrico, sean particularmente atractivos.
«Hemos iniciado ya toda la infraestructura de red de recarga a lo largo del país para poder garantizarle a los que tienen un vehículo eléctrico que puedan cargarlo en cualquier zona del país», dijo Cañas. Estimó que alrededor del 70 por ciento de la «red robusta» que se requerirá ya está construida.
El ICE, que no solo suministra electricidad sino también telecomunicaciones, también apoya los esfuerzos por expandir los servicios de gobierno digital. «Eso es muy importante en la parte de descarbonización», explicó Cañas, «porque si nosotros logramos digitalizar la mayoría de los trámites que realiza el estado, las personas no tienen que trasladarse de un lugar a otro para hacer sus trámites oficiales», ya sea que paguen una factura en la municipalidad o presenten documentos en el Ministerio de Salud o el Ministerio de Trabajo. En un país en el que tráfico vehicular es un problema crónico, lograr que hayan más servicios disponibles en línea reducirá la necesidad de que las personas se suban a sus autos y, por lo tanto, reducirá la huella de carbono, dijo Cañas.
«Ya tenemos una matriz renovable, vamos por un transporte más sostenible, y todo aquello que podamos experimentar, sé que va a ser de mucha utilidad para el resto de países que tienen clara esa hoja de ruta de descarbonización», dijo Cañas.