El país es la cuarta nación en extensión territorial de América del Sur y, con alrededor de 47 millones de habitantes, es la tercera en población en América Latina. El sector eléctrico en Colombia está dominado por generación de energía hidráulica y térmica. No obstante, el país cuenta con un gran potencial para el desarrollo de nuevas tecnologías de energía renovable, principalmente eólica, solar y biomasa.
Colombia ha desarrollado un plan energético de largo plazo destinado a abordar las necesidades, prioridades y metas energéticas del país hasta el año 2050. En este artículo, la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) explica los objetivos principales del plan.
Teniendo en cuenta que el objetivo general de una política energética debería ser lograr el abastecimiento interno y externo de energía de manera eficiente, con el mínimo impacto ambiental y generando valor para las regiones y poblaciones, la nueva política nacional define cinco objetivos específicos focalizados a la oferta energética, la demanda, la universalización en la prestación de servicios, las interconexiones internacionales y la generación de valor alrededor del sector energético. Así mismo formula dos objetivos transversales para asegurar que el país cuente con el conocimiento necesario y el marco institucional para lograr sus metas energéticas. Estos objetivos se ilustran en la Figura 1.
Figura 1. Objetivos transversales (OT) y específicos (OE) de política energética
Fuente: UPME, 2015
El primer objetivo específico está orientado a la oferta energética, en particular a alcanzar un suministro confiable y diversificar la canasta de energéticos. A grandes rasgos, este objetivo está encaminado a incorporar otras fuentes energéticas y sus tecnologías asociadas tanto a la producción de energía eléctrica como a la de combustibles usados principalmente en el sector transporte, la industria y el sector residencial con el fin de garantizar un suministro de energía seguro y confiable. Igualmente busca que la infraestructura de transporte asociada esté disponible y se integre de manera armónica en los ecosistemas y sociedades y tenga en cuenta el cambio técnico.
El segundo objetivo busca promover la gestión eficiente de la demanda en todos los sectores socioeconómicos. Con este objetivo se busca reducir la intensidad energética del país y contribuir al desarrollo bajo en carbono, mediante el incremento de la eficiencia en el consumo, el cual se basa a su vez en la incorporación de mejores hábitos en el uso de la energía, la adopción de nuevas y mejores tecnologías y señales eficientes de precios. Las medidas encaminadas a mejorar la eficiencia energética permiten simultáneamente mejorar la confiabilidad del suministro y mitigar el impacto ambiental de la explotación, generación y transporte de la energía.
El tercer objetivo está encaminado a mejorar la equidad energética, avanzando hacia la universalización y asequibilidad de los servicios relacionados, pues aún existen regiones del país que no tienen acceso a la energía o el suministro no es continuo. Además de garantizar el acceso a dichos servicios, se contemplan esquemas que simultáneamente tengan un bajo impacto ambiental y sean financieramente asequibles para los consumidores.
El cuarto objetivo tiene como finalidad estimular las inversiones en interconexiones internacionales y en infraestructura para la comercialización de energéticos estratégicos. La interconexión con los países vecinos y el mercado exterior tiene un doble propósito: en primer lugar permite robustecer el suministro energético interno y en segunda instancia mejorar la competitividad del país.
Finalmente, el quinto objetivo específico está orientado a viabilizar la generación de valor en el sector energético para el desarrollo de regiones y poblaciones con el propósito de maximizar la contribución del sector energético a las exportaciones, a la estabilidad macroeconómica, a la competitividad y al desarrollo del país. Se tiene la firme convicción que las cadenas de valor alrededor de la explotación energética son un camino mediante el cual se pueden superar los problemas de pobreza y fragmentación social de algunas regiones del país.
Los dos objetivos transversales están enfocados a contar con los soportes o sustentos requeridos para el desarrollo del sector. El primer objetivo está encaminado a crear vínculos entre la información, el conocimiento y la innovación en el sector energético para la toma de decisiones y a disponer del capital humano necesario para su desarrollo. El segundo tiene como fin contar con un Estado más eficiente, actualizar y modernizar los marcos regulatorios sectoriales, así como atender los retos ambientales y sociales, para facilitar la adopción y desarrollo de los cambios técnicos y transaccionales enunciados.
En el Plan Energético Nacional – Ideario Energético 2050, la UPME propone los lineamientos generales para alcanzar los objetivos de política energética aquí planteados.