«Nosotros siempre hemos visto la competitividad como un objetivo, y lo hemos visto en el marco del costo país», afirmó Duque en un reciente foro. En otras palabras, explicó, la reducción de costos se ha visto como la forma en que un país puede crear un mejor entorno empresarial y ser más competitivo.
«Históricamente hemos dicho, bajemos el costo de la energía, tengamos vías más rápidas, tengamos un mercado laboral más flexible, tengamos mecanismos de financiación de largo plazo, pero nunca poníamos de presente en esa conversación de la competitividad cómo estábamos manejando el medio ambiente».
Duque sostuvo que es hora de cambiar ese enfoque y tener en cuenta factores tales como el tipo de energía que se está utilizando, qué tan intensivo en carbono es un sector y qué medidas se han puesto en marcha para la gestión de residuos o la gestión de cuencas.
«Hoy lo que necesitamos abordar no es solamente donde se produce barato, no. Es donde se produce sostenible».
Si bien es posible que la región no siempre pueda fabricar bienes a un costo más bajo que otras partes del mundo, dijo, su abundante potencial de energía limpia y su huella de carbono relativamente pequeña pueden convertirse en fuertes argumentos de venta.
«Al nosotros hacer ese comparativo de indicadores», afirmó, «nos damos cuenta que hay un incentivo para producir en América Latina y generar también un reconocimiento de marca y un reconocimiento de responsabilidad con el ambiente por parte de las empresas que produzcan en nuestros países». Señaló que centrarse en la sostenibilidad atraerá a los consumidores que buscan productos ecológicos.
El líder colombiano propugnó este enfoque en el Diálogo de Alto Nivel sobre Acción Climática en las Américas del mes pasado, organizado por la Argentina. El evento convocó a jefes de gobierno, ministros de energía y medio ambiente, representantes de instituciones financieras internacionales y demás participantes para deliberar acerca de la acción climática de la región con anterioridad a la conferencia climática mundial COP26, que comienza el 31 de octubre en Glasgow, Escocia.
América Latina ya cuenta con una ventaja comparativa en lo que a la energía renovable se refiere, gracias en parte a décadas de inversión en energía hidroeléctrica, señaló Duque. Más recientemente, otros tipos de energías renovables, como la eólica y la solar, han ganado terreno en la región.
En Colombia, estas fuentes renovables no convencionales representaron solo alrededor del 0,2% de la capacidad instalada de energía en 2018, según Duque. Ahora, entre los proyectos concluidos y los que están en desarrollo, esa proporción se acerca al 14%. Esto significa que el país se encamina a producir más del 80% de su electricidad a base de energía renovable, afirmó.
El porcentaje es aún mayor en algunos de los demás países de la región. El año pasado por ejemplo, Costa Rica produjo más del 98% de su electricidad a base de energías renovables por sexto año consecutivo. En los últimos años, las energías renovables también han constituido más del 95% de la mezcla eléctrica del Uruguay.
Iván Duque insta a los países de América Latina y el Caribe a que se comprometan a generar al menos el 70% de su electricidad a base de energías renovables a 2030. Hasta el momento, 12 países de la región han acordado este objetivo a través de un «pacto energético». presentado a las Naciones Unidas. Además de Colombia, los demás países participantes son Bolivia, Chile, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay, Perú y Uruguay.
Esta iniciativa, denominada RELAC Energy Compact (Energías Renovables en América Latina y el Caribe, por su acrónimo en inglés), fue uno de varios de estos compromisos voluntarios que la ONU destacó en el contexto de su Diálogo de Alto Nivel sobre Energía, celebrado el 24 de septiembre. La ONU ha estado alentando estos pactos como una forma de aumentar las ambiciones para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7, cuyo propósito es «garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos».
La descripción del RELAC Energy Compact establece algunos de los desafíos futuros, incluida la necesidad de más inversión y apoyo financiero. Dice que a pesar del significativo progreso de la región en el despliegue de energía renovable en los últimos años, se requerirá de una inversión en el orden de US$30 mil millones por año para desarrollar suficiente capacidad de generación de energía hidroeléctrica, eólica y solar a fin de cumplir con el objetivo del 70%.
Granja eólica en el desierto junto al mar en La Guajira, Colombia
En sus declaraciones durante el reciente Diálogo de Alto Nivel sobre Energía de la ONU, el Secretario General António Guterres pidió triplicar la inversión mundial en energía renovable y eficiencia energética, a US$5 billones por año y facilitar el acceso de los países en desarrollo al financiamiento.
«La energía solar y eólica son las estrellas de nuestro sistema energético», dijo Guterres, y agregó que son las únicas fuentes de energía que han seguido creciendo durante la pandemia del COVID-19. Las energías renovables no solo crean más puestos de empleo que los combustibles fósiles, dijo, sino que también permiten ampliar el acceso a la electricidad, reducir la contaminación del aire y limitar el cambio climático.
«El acceso a la energía limpia y renovable es sencillamente la diferencia entre la vida y la muerte», concluyó Guterres.
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