Boletín de noticias de la ECPA

Un futuro energético incierto

viernes, abril 17, 2020

 

 

En plena pandemia, con las economías semiparalizadas y el colapso de los precios del petróleo, el sector energético enfrenta nuevas incertidumbres. ¿Qué forma le darán estos factores al futuro energético de la región a largo plazo? ¿Cómo les irá a los países exportadores de petróleo? ¿Las energías renovables perderán impulso? ¿Hay nuevas oportunidades para mejorar la resiliencia? Estas son tan solo algunas de las preguntas que los expertos de todo el continente americano están abordado a medida que examinan un mundo que ha cambiado en cuestión de semanas.

 

Algunos comparan la amenaza del nuevo coronavirus Covid-19 con un huracán Categoría 5. Pero esta vez el desastre amenaza las vidas y los medios de subsistencia en todas partes al mismo tiempo. La actividad económica se contrajo y el desempleo aumentó porque gran parte de la población mundial recibió la orden de quedarse en casa y esperar a que pase lo peor de la tormenta.

La desaceleración económica redujo considerablemente la demanda energética, lo cual complica las operaciones de las compañías eléctricas (léase el artículo relacionado, «Las empresas eléctricas sienten los efectos secundarios«). La baja demanda también dificultará la recuperación de los precios internacionales del petróleo con respecto a las abruptas caídas recientes, según los expertos que hablaron en un evento en línea realizado por el Diálogo Interamericano el 1ro de abril. El título del evento resumió acertadamente el momento: «Encuentro entre la guerra de precios y la pandemia: la tormenta perfecta de la energía en América Latina».

«En América Latina, los bajos precios del crudo tienen un impacto inmediato en el erario público de las economías de la región dependientes de la exportación de petróleo», afirmó la moderadora del evento, Lisa Viscidi, quien dirige el Programa de Energía, Cambio Climático e Industrias Extractivas del Diálogo Interamericano. «Muchos gobiernos de la región dependen en gran medida de los ingresos del petróleo y han presupuestado sus valores de referencia muy por encima de donde hoy se encuentran».

Los precios bajos tendrán un impacto fiscal aún mayor en Venezuela y Ecuador, donde los presupuestos del gobierno dependen más del petróleo, seguidos por México, Colombia y Brasil, según Mauricio Cárdenas, investigador visitante del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia y ex Ministro de Hacienda y Ministro de Energía de Colombia.

«Todos estos países perderán ingresos en un momento en el que el coronavirus requiere grandes paquetes de estímulo», afirmó durante el evento del Diálogo Interamericano. La conmoción de los mercados financieros mundiales está agravando la situación, dijo, y agregó que los países con acceso limitado al financiamiento internacional estarán especialmente ceñidos.

Una guerra de precios entre Arabia Saudita y Rusia que empezó a principios de marzo redujo algunos precios del crudo de referencia en más de dos tercios, a unos US$20 por barril, un nivel que no se había visto en casi dos décadas. El 12 de abril, el grupo OPEP+, que incluye a algunos miembros que no pertenecen a la OPEP, en particular Rusia, acordó un recorte inicial de la producción de 9,7 millones de barriles por día (bpd). Si se tienen en cuenta los recortes esperados en otros países productores de petróleo, se espera que la producción mundial disminuya en alrededor de 20 millones de bpd, lo que equivale a aproximadamente al 20% del suministro total.

La guerra de precios puede haber terminado en un sentido inmediato, pero ello no significa necesariamente que la oferta y la demanda estén en equilibrio. Los analistas citados en la prensa empresarial afirman que el acuerdo evita un desastre a corto plazo para la industria petrolera —algunos lo describieron como «frenar el derrumbe» o «prevenir un accidente automovilístico en cámara lenta»— pero señalan que aún no compensa la caída de la demanda debida a cierres relacionados con la pandemia. La demanda mundial de petróleo cayó entre 25 y 35 millones de barriles por día como resultado de aviones que no vuelan, automóviles que no circulan y fábricas que no producen, informó el New York Times.

Los inventarios de petróleo también son altos en este momento, y algunos productores tuvieron dificultades para conseguir compradores, afirmó Viscidi en una entrevista. Los países que carecen de suficiente capacidad de almacenamiento para sus excedentes de petróleo podrían verse obligados a reducir la producción debido al exceso de oferta actual, dijo.

Los precios de equilibrio de los productores de petróleo varían considerablemente no solo de un país a otro sino de un campo petrolero a otro. Esto se debe sencillamente a que algunos tipos de petróleo son más caros de producir. Por ejemplo, afirmó Viscidi, el precio de equilibrio de la formación de esquisto de Vaca Muerta en Argentina es de US$45 a US$50 por barril, lo cual implicaría que la inversión no es viable con los precios actuales del mercado.

 

Perspectivas de las energías renovables

 

Los bajos precios del petróleo y una menor demanda de energía también podrían tener efectos en el mercado de las energías renovables. En la región del Caribe, donde algunos países usan diesel o fuelóleo pesado para la generación de electricidad, las caídas de los combustibles fósiles históricamente han tendido a reducir la «urgencia» en adoptar fuentes de energía más limpias, afirmó Viscidi. «Me preocuparía, especialmente en esos países, que haya menos ímpetu para cambiar a energías renovables», dijo.

No obstante, durante un seminario virtual sobre el impacto del Covid-19 en el Caribe realizado el 27 de marzo con el patrocinio de New Energy Events, el economista Justin Ram afirmó que cree que las consecuencias económicas de la pandemia ayudarán a centrar aún más la atención de la región en la necesidad de construir resiliencia a largo plazo, mejorar la competitividad y reducir la vulnerabilidad. Afirmó que invertir en energías renovables ayudará a lograr estos cometidos.

«Si estos fueran tiempos normales, indudablemente afirmaría que la caída del precio del petróleo tendría algún impacto negativo en las inversión en energía renovable. Pero estos son tiempos realmente anormales», dijo Ram, Director de Economía del Banco de Desarrollo del Caribe.

Durante el foro, Racquel Moses, Directora Ejecutiva del Caribbean Climate-Smart Accelerator, subrayó que la crisis actual está impulsando la necesidad de diversificación económica. «Necesitamos imperiosamente poder diversificar nuestras economías para que la próxima vez que algo anule la industria mundial del turismo no quedemos indefensos «, dijo.

Es indudable que, en el corto plazo, el enfoque inmediato es y debe estar puesto en responder a la situación que plantea el Covid-19, afirmó Moses en una entrevista posterior. Pero en el largo plazo, agregó, la región tiene una «oportunidad de girar» hacia un futuro más sostenible. (Léase el artículo relacionado, «Con los ojos puestos en el largo plazo«).

Hablando desde la oficina de su casa en Trinidad, Moses señaló que las economías del Caribe que dependen del petróleo, como Trinidad y Tobago y más recientemente Guyana, están sintiendo los efectos de la recesión en esa industria al mismo tiempo que las que son más dependientes del turismo. Ello pone en relieve la necesidad de diversificación en toda la región al mismo tiempo, dijo.

«Tengo la esperanza y soy razonablemente optimista de que los precios de la energía no nos van a aletargar», dijo.

Mirando más ampliamente al mercado latinoamericano, muchos expertos esperan que la tendencia general hacia la energía renovable se mantenga a pesar de los bajos precios actuales del gas y el petróleo. En todo caso, las recientes fluctuaciones de los precios del petróleo han servido como un recordatorio de lo difícil que es planificar la imprevisibilidad, afirmó Maurizio Bezzeccheri, Director de América Latina del Grupo Enel, una compañía multinacional italiana de energía con grandes operaciones en la región.

La energía renovable, por el contrario, «quita la incertidumbre del precio de energía», ya que los precios se establecen con base en contratos a largo plazo, dijo en una entrevista telefónica. Las energías renovables tienen sentido especialmente en América Latina, que tiene recursos «buenísimos» que pueden ayudar a que toda la región sea más competitiva, dijo.

Durante el reciente evento de Diálogo Interamericano, los participantes estuvieron de acuerdo en cuanto a que las energías renovables seguirán creciendo en la región a pesar de algunos reveses temporales debidos a la situación del Covid-19.

 

 

En Brasil, que ha incrementado fuertemente la generación eólica y solar en los últimos años, «no veo que los precios del petróleo se asemejen mucho a un motor para la inversión en energía renovable», dijo Camila Ramos, Directora Gerente de Energía Limpia para América Latina, una empresa de consultoría y asesoramiento financiero basada en Brasil. Sin embargo, agregó que espera que el impacto del mercado sea más grande en países que dependen en mayor medida de los combustibles fósiles para la generación eléctrica.

La desaceleración económica producirá algunos efectos inmediatos en Brasil, dijo Ramos, quien señaló que el gobierno pospuso por tiempo indefinido varias subastas de generación y transmisión que estaban programadas para este año. La caída de la demanda industrial y comercial de energía también podría conducir a renegociar algunos contratos de suministro y reducir los precios en el mercado spot de electricidad, agregó.

Otro efecto: la moneda brasileña ha perdido valor, lo cual encarece la inversión en componentes solares fotovoltaicos. La cadena de suministro de China se interrumpió inicialmente debido al coronavirus, pero desde entonces se ha restaurado, dijo Ramos, aunque en la actualidad algunas fábricas en Brasil están temporalmente cerradas.

Según Mauricio Cárdenas, a pesar de algunos retrasos en los proyectos, los países de América Latina continuarán invirtiendo en energía renovable,. «La expansión de las energías renovables es muy sólida», afirmó. «No creo que esto realmente vaya a cambiar la seriedad con la que los países latinoamericanos se están tomando el problema del clima».