Antes de la pandemia el sector de la energía renovable había experimentado un crecimiento fuerte del empleo. En efecto, el año pasado, la Oficina de Estadística Laboral de los Estados Unidos estimó que las dos ocupaciones de mayor crecimiento en la próxima década serían los instaladores de paneles solares fotovoltaicos y los técnicos de servicio de turbinas eólicas.
En la actualidad, a medida que los países del mundo entero elaboran planes para reactivar sus economías, un número cada vez mayor de ellos, tales como Corea del Sur, Nueva Zelandia y Alemania, por nombrar solo algunos, están depositando su confianza en la energía limpia. Los representantes de Chile y Panamá también dijeron que la transición energética formará parte de los planes de recuperación de sus países. (Véase el artículo relacionado, “Los efectos estimulantes de la energía limpia”, en esta publicación).
“Los gobiernos pueden recurrir a una transición energética basada en energías renovables para ofrecer una gama de soluciones en este momento difícil”, señaló el Director General de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), Francesco La Camera, en una declaración publicada por la organización intergubernamental en abril. “Muchas tecnologías renovables pueden incrementarse relativamente rápido, ayudando a revivir industrias y crear nuevos empleos”.
IRENA estima que la energía renovable generó 11 millones de empleos en todo el mundo en 2018 – un aumento de más del 50% sobre los 7,3 millones registrados en 2012, según el informe Renewable Energy and Jobs: Annual Review 2019 [Energía renovable y empleos: balance anual 2019]. En los países de América Latina y el Caribe se registraron cerca de dos millones de empleos en el sector de la energía renovable en 2017, según lo señalado en otro informe de IRENA.
Si bien la crisis del Covid-19 afectó el sector de la energía renovable, los primeros datos indican que se encuentra en mejores condiciones que otros sectores tales como el petróleo, el gas y el carbón, señaló el Oficial de Programas Michael Renner, durante un reciente seminario web sobre La reactivación económica después del Covid-19: el papel del sector energético.
“Donde la demanda de energía convencional está descendiendo drásticamente, el análisis actual sugiere que las energías renovables están aumentando, aunque un poco menos de lo que se había previsto inicialmente para 2020”, dijo Renner.
IRENA realiza un seguimiento del empleo a lo largo de toda la cadena de valor, desde la planificación y el proceso de adquisición del proyecto hasta las operaciones y el mantenimiento, así como fabricación, transporte, instalación y conexión de red. También incluye funciones de apoyo tales como servicios jurídicos, investigación y desarrollo. La información posee algunas lagunas, reconoció Renner – proviene de una amplia gama de fuentes públicas y privadas y se basa en diferentes metodologías – pero dijo que, en general, presenta una imagen integral del empleo, de año a año, en el sector de la energía renovable.
A nivel mundial, la industria de la energía solar fotovoltaica genera la mayoría de los empleos en energía renovable, seguida de los biocombustibles líquidos, la energía hidroeléctrica y la energía eólica, según datos de IRENA. En América Latina y el Caribe, Brasil cuenta, por lejos, con el mayor número de empleos en el sector, con los biocombustibles líquidos en el primer lugar. México, Chile y Argentina son algunos de los otros países de la región que cuentan con un volumen importante de empleo en energía renovable.
Los combustibles fósiles todavía representan aproximadamente la mitad de todos los empleos del sector energético. La otra mitad incluye no solamente trabajos relacionados con energías renovables sino también con eficiencia energética, redes eléctricas y flexibilidad energética. IRENA prevé que la creación de empleo en estos otros sectores superará con creces las ganancias en la industria de los combustibles fósiles en las próximas décadas.
Por supuesto, señaló Renner, “no todos los trabajos se están creando en el mismo lugar donde se están perdiendo”. Hizo un llamado a los países para que elaboren un marco de políticas fuerte e integral para apoyar el crecimiento de las energías renovables. Renner dijo que esto debería incluir políticas propiciatorias (que cubran aspectos financieros, industriales, laborales, educativos y de protección social), políticas integradoras (que faciliten la integración de las energías renovables en la red) y políticas de implementación (establecimiento de objetivos, mandatos, tarifas reguladoras, subastas y otras medidas).
“Necesitamos un conjunto coherente de políticas”, señaló Renner. También sugirió varias medidas que podrían incluirse en la respuesta de los países a la pandemia de Covid-19. Estas medidas incluyen paquetes de recuperación que estimulen la demanda de energía renovable y aumenten la inversión pública, mayor flexibilidad en las normas para subastas y otras políticas, extensión de deducciones fiscales o nuevas deducciones y apoyo a las pequeñas empresas, tales como aquellas que trabajan en instalaciones solares.
En otras presentaciones durante el seminario web, Sandro Yamamoto de la Asociación Brasileña de Energía Eólica (ABEólica) e Israel Hurtado de la Asociación Mexicana de Energía Solar (ASOLMEX) se refirieron al crecimiento de estos sectores y a su efecto en el empleo.
Brasil cuenta con 15,5 gigavatios (GW) de capacidad eólica instalada, lo cual representa alrededor del 9% de la combinación energética del país. Durante la última década, la industria eólica generó más de 280.000 empleos directos e indirectos, principalmente durante la fase de construcción, según Yamamoto.
En México, la industria solar ha tenido un crecimiento “exponencial” en los últimos siete años. En 2013, el país contó con sus dos primeras plantas solares a escala de servicio público, con una capacidad instalada combinada de 70 megavatios (MW). Actualmente, dijo Hurtado, cuenta con 68 centrales con una capacidad total que excede los 4,7 GW, además de más de 800 MW de paneles solares en techo.
En una entrevista, Hurtado dijo que la energía solar podría desempeñar un papel importante en la recuperación económica de los países, especialmente porque el tiempo establecido para construir un sistema fotovoltaico solar es generalmente más corto que para otros tipos de centrales eléctricas.
“Genera un empleo intensivo mucho más rápido, que es lo que se va a necesitar”, dijo él. Como ventaja adicional, señaló, los países podrán aportar más energía limpia a la red y avanzar hacia el cumplimiento de sus compromisos internacionales.