ECPA Blog

Próxima parada, Samoa: ¿Qué aspiramos a lograr?

domingo, septiembre 01, 2013

El próximo año, en agosto de 2014, la comunidad internacional se congregará en Apia, Samoa para la 3ª Conferencia Internacional sobre Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (SIDS). Este evento es organizado como una continuación del Plan de Acción de Barbados de 1994 (BPOA) y la Estrategia de Mauricio para la Ejecución del 2005 (MSI); de este modo, se celebrarán los 20 años de aniversario del diálogo internacional para facilitar el desarrollo sostenible en las naciones insulares. La pregunta que quisiera que todos nosotros pensemos, como miembros de la comunidad internacional, es: ¿Qué aspiramos lograr en este tiempo?

Pienso que todos estarán de acuerdo que lidiar con (1) la limitada capacidad de sustento de las islas, determinada por los límites demográficos, físicos y/o ambientales de islas y (2) la interdependencia de los medios de subsistencia  y los eventos o impactos generados por el cambio climático, es la principal preocupación para los intereses nacionales e internacionales.

 

 

 

En otras palabras, la capacidad de sustento y el cambio climático  son los dos principales factores que afectan el acceso a la comida y los productos de energía confiables, asequibles y de agua limpia para sostener a las actuales y futuras comunidades insulares.

Actualmente, aunque suene directo e incluso repetitivo a veces, desde mi punto de vista, las comunidades insulares tendrán que pasar por una transición completa hacia un paradigma de desarrollo sostenible para sobrevivir. Esto no solo significa que tendremos que incrementar el uso racional de nuestros recursos naturales y nuestras tierras, ahorrar el agua, mejorar la ecoeficiencia y la efectividad de la economía e implementar progresivamente tecnologías de energía renovable centralizadas y descentralizadas, sino que tendremos que repensar más sobre nuestras sociedades insulares.

Pero sobre todo, el punto de inicio debe ser la necesidad de urgencia de implementar las hermosas ideas, políticas, compromisos y conceptos que hemos desarrollado en las últimas dos décadas con el objetivo de lograr la supervivencia de las comunidades insulares.

Ninguno de nosotros tiene todas las respuestas pero me gustaría compartir algunas ideas que pueden contribuir con este proceso. Ante todo, si queremos lograr un desarrollo sostenible de las islas, necesitaremos introducir o crear metas de desarrollo sostenible objetivas científicamente, inclusivas, interdisciplinarias y holísticas para luego implementarlas efectivamente.

 

Una manera de lograr esto es observar a las islas desde una perspectiva sistemática, donde uno identifique, establezca y cuantifique el agua, la energía y los balances de materiales de la isla. Esta sencilla acción le permitirá a uno tener un primer entendimiento a nivel macro de lo que entra a la isla, cómo es usado o consumido, qué es lo que permanece en la isla y qué es lo que al final sale o es exportado de la isla.

Solo se pueden crear políticas adecuadas si uno conoce el punto de inicio y si este está cuantificado. De esto modo, al buscar crear y aplicar indicadores de desarrollo sostenible que le permitan a uno medir, verificar y replicar esfuerzos, una comunidad puede fijarse metas y objetivos.  A nivel global, algunos están asumiendo el liderazgo en introducir nuevos indicadores de sostenibilidad. Solo espero que estos indicadores respondan adecuadamente a la necesidad de equilibrar las prioridades o exigencias económicas, sociales y ambientales.

Otro tema clave que quisiera priorizar con respecto a lograr un desarrollo sostenible para las islas es cómo la importación, el consumo y la disposición de los productos conllevan a serios problemas de desechos en muchos estados insulares. Esto tiene muchas implicaciones, incluyendo la contaminación del suelo, problemas de salud público generados por el aire y el agua y la necesidad de sistemas económicos de gestión de desechos, los cuales no existen en muchas islas. Esta problemática necesita de un gran cambio en el régimen de importación, la compra de productos y en los patrones de consumo.

Una posible solución para considerar es incentivar la importación de productos “diseñados sosteniblemente” para eliminar el problema de los desechos. Imaginen importar productos que no contengan componentes cancerígenos o ecotóxicos; imaginen productos que uno pueda tirarlos en el parque sin tener que sentirse culpable ya que se tratan de productos ecológicamente neutrales; imaginen un producto que pueda ser fácilmente descompuesto y en donde pueda reconcentrar sus componentes primarios en flujos de materiales puros que le permita a uno crear un nuevo producto de similar o incluso mejor calidad; imaginen una nueva forma de ver los productos, como una fuente para los buenos negocios donde el concepto de “desecho” se cambie por un “recurso”.

Estos son los tipos de productos que las comunidades insulares quisieran importar, fabricar o consumir para prevenir problemas de desechos, prosperar nuevos tipos de negocios, generar empleo y ayudar a diversificar la economía. Esto no solo afectará los flujos de materiales en la isla, sino que también mejorará la confiabilidad para el incremento de los productos costosos de los cuales muchos se derivan de combustibles fósiles. Cabe señalar que el petróleo crudo no solo se usa para crear derivados como el combustible petróleo, diesel, carburoreactores, gases y otros para la generación de energía y combustible de transporte, sino que también funciona como la principal fuente de los ingredientes básicos para la mayoría de productos (p.ej. electrónicos) que contienen plástico y otros químicos sólidos y líquidos.

Finalmente, pero no por ellos menos importante, garantizar la inclusión y apreciar la naturaleza multidisciplinaria de nuestros retos globales contemporáneos es fundamental para lograr un desarrollo sostenible. Todos los ciudadanos son actores activos y tienen el derecho de participar en los procesos de toma de decisiones. Esta ha sido la principal crítica de las personas con las que me reuní en Río el año pasado con respecto al proceso de negociación y declaración final de RIO+20.

Existe la necesidad de cambiar drásticamente la mentalidad de los economistas y los responsables de las políticas o profesionales del derecho, sobre todo de los que están en puestos claves para la toma de decisiones; y también nosotros, como una comunidad global, debemos darnos cuenta de que los tiempos cambian, los problemas y los desafíos cambian y que estos se vuelven más complejos e interdisciplinarios. Así, se garantiza una mayor consciencia de que, no porque alguien sea un responsable de políticas o tome decisiones, esta persona sea la única que tiene el derecho de tener la palabra final sobre la dirección y el contenido de la política en juego, sino que debido a la complejidad de nuestros problemas globales, como por ejemplo el cambio climático, un grupo más diverso de actores debería estar al mando de las mesas de negociación para garantizar que las políticas tengan objetivos e indicadores medibles, verificables y replicables, los mismos que deberían funcionar como la fuerza guía del lenguaje de las políticas, los compromisos y la implementación.