Boletín de noticias de la ECPA

Un campo de pruebas para las microfinanzas verdes

martes, marzo 05, 2019

Las finanzas verdes no son sólo para plantas solares de gran escala o para parques eólicos gigantes. También pueden funcionar para pequeñas empresas o incluso hogares. El laboratorio de innovación del Banco Interamericano de Desarrollo administra un programa denominado EcoMicro para ayudar a diseñar soluciones financieras verdes para pequeños prestatarios tan diversos como camioneros en El Salvador, amas de casa en Paraguay o propietarios de almacenes en México. Ahora también está expandiendo su presencia en el Caribe.

EcoMicro trabaja con instituciones financieras que prestan servicios principalmente a hogares de bajos ingresos y micro, pequeñas y medianas empresas, incluidos pequeños agricultores. Brinda asistencia técnica a prestamistas tales como cooperativas de crédito, bancos de desarrollo o instituciones microfinancieras, para ayudarles a analizar sus carteras teniendo en cuenta el cambio climático y crear préstamos ecológicos que tengan sentido para sus clientes.

«Este no suele ser un segmento en el que se vea que una gran cantidad de inversión en el clima vaya a funcionar», dijo el analista del programa EcoMicro, Nayaatha Taitt, y agregó que las finanzas verdes a menudo se dirigen a grandes proyectos de infraestructura en lugar de iniciativas a pequeña escala. Muchas instituciones financieras podrían estar interesadas en otorgar préstamos verdes, pero se mantienen alejadas porque simplemente no comprenden las tecnologías, o carecen de la capacidad para evaluar con precisión los costos y beneficios asociados con su adopción.

Ahí es donde entra en juego EcoMicro. Asocia a cada institución financiera con una consultora mundial precalificada que realiza una evaluación de mercado y proporciona las herramientas y la capacitación que la institución necesita para diseñar, pilotear y administrar productos financieros ecológicos adaptados a cada contexto específico. Además de establecer los términos financieros del préstamo ecológico, esto también incluye una guía para ayudar a la institución financiera a evaluar a los proveedores de tecnología y desarrollar asociaciones estratégicas con actores locales clave que brinden servicios complementarios, como el apoyo a la extensión agrícola o las auditorías energéticas.

Algunos productos están orientados a la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero a través de energía limpia o tecnologías de eficiencia energética, mientras que otros, especialmente en zonas rurales y agrícolas, se centran en la adaptación al cambio climático. Por ejemplo, en una zona con creciente sequía, un agricultor puede necesitar la capacidad de recolectar agua de lluvia para el riego de cultivos, mientras que un negocio urbano puede necesitar un préstamo para paneles solares a fin de protegerse contra los apagones frecuentes durante las olas de calor.

La eficiencia energética es un tema que ha demostrado ser particularmente exitoso:

  • En Paraguay, la institución microfinanciera sin fines de lucro Fundación Paraguaya descubrió que muchas de sus clientas seguían cocinando en estufas a leña ineficientes e insalubres, por lo que ofreció préstamos para cocinas a inducción eficientes. «Los préstamos eran muy pequeños, muy específicos y se otorgaron en un abrir y cerrar de ojos», dijo Taitt.
  • Una institución financiera en El Salvador, Apoyo Integral, se dio cuenta de que muchos de sus clientes eran camioneros y muchos de ellos conducían vehículos viejos que producían altas emisiones de carbono. Ofrecía préstamos especiales que permitían a los camioneros comprar vehículos nuevos o equipar sus vehículos con motores más eficientes.
  • En México, los préstamos de la institución microfinanciera Te Creemos permitieron a los proveedores minoristas de alimentos y bebidas modernizar sus sistemas de refrigeración. Muchos de los propietarios de las tiendas habían confiado en refrigeradores viejos que las grandes compañías de bebidas les suministraban. Estos no sólo eran energéticamente ineficientes, sino que también vinculaban al minorista con los productos de esa compañía en particular. Al instalar nuevos sistemas de refrigeración, los proveedores minoristas pudieron reducir drásticamente sus facturas de electricidad, ampliar sus líneas de productos y atraer nuevos clientes.

«Hay casos en los que puedes ver ganancias y rendimientos rápidos, particularmente con las tecnologías de eficiencia energética», dijo Taitt en una entrevista. «Desde el momento en que te conectas, básicamente estás ahorrando».

Un desafío es aumentar la conciencia pública sobre tales beneficios. «Creo que todavía hay dudas en la población general, particularmente entre los clientes a la que estamos tratando de llegar, acerca de los beneficios que podrían derivarse de las tecnologías, así como el ahorro de costos», dijo Taitt. «A menudo ven los costos iniciales y descartan la opción».

Expansión hacia el Caribe

EcoMicro ha estado trabajando en América Latina desde 2012 con recursos financieros provenientes del Fondo de Desarrollo Nórdico y el Laboratorio del BID, anteriormente conocido como Fondo Multilateral de Inversiones. En 2016, Global Affairs Canadá proporcionó fondos adicionales apuntando específicamente a los países del Caribe. En convocatorias de propuestas anteriores, el programa había atraído un proyecto en Jamaica, pero el resto se encontraba en una docena de países latinoamericanos.

Basado en una convocatoria de propuestas emitida específicamente para el Caribe en 2017, EcoMicro ha identificado unos 13 proyectos en la región que se propone implementar en los próximos meses. Recientemente anunció la firma de proyectos en Jamaica, Belice y Guyana y la finalización de los diseños de proyectos para Grenada, Dominica y Santa Lucía. También espera diseñar proyectos en Trinidad y Tobago, Barbados y Antigua y Barbuda para fines de este año. Asimismo se están analizando varios proyectos adicionales en un conjunto de países latinoamericanos, según Taitt.

La idea es que estos proyectos respalden una fase piloto de tres a cuatro años en la que se pueda desarrollar y probar un producto financiero. Todavía es demasiado pronto para determinar qué tipo de productos pueden surgir de los proyectos recientemente firmados, dijo Taitt. “Depende de las instituciones financieras. Realmente depende de ellos, con el apoyo del socio consultor, determinar qué producto se basará en los resultados de la evaluación del mercado”.

EcoMicro, que opera desde la oficina del BID en Barbados, no proporciona fondos para los préstamos. Más bien, ofrece asistencia técnica para que las instituciones financieras estén en condiciones de movilizar sus hojas de balance y puedan otorgar préstamos verdes. La mayoría de los proyectos de asistencia técnica tienen un presupuesto de alrededor de US$400.000,00. EcoMicro sufraga el 70 por ciento del costo de forma no reembolsable y la institución financiera proporciona el 30 por ciento restante mediante contribuciones en efectivo y en especie.

Hasta la fecha, los proyectos de EcoMicro apalancaron aproximadamente US$4,2 millones de los balances de las instituciones financieras para préstamos verdes piloto, según Taitt. Debido a que muchos de los préstamos creados a través del programa se ofrecen en una escala más amplia después de concluida la fase piloto, han generado un financiamiento adicional de US$16,4 millones en el mercado a través de las instituciones financieras participantes y de otros inversionistas.

Además del desarrollo de productos financieros verdes, EcoMicro proporciona un análisis de la cartera de cada institución financiera para evaluar su vulnerabilidad al cambio climático, el impacto específico en sus clientes y las estrategias y medidas potenciales para reducir este riesgo. Al incorporar el análisis de los riesgos climáticos en las decisiones crediticias futuras, la institución financiera puede trabajar con sus clientes para ayudar a sus empresas a «proteger su clima» y, por extensión, su propia inversión.

«Realmente está ayudando a reducir el riesgo de toda la cadena de inversión», explicó Taitt. «Reduce el riesgo del cliente final, reduce el riesgo de las entidades financieras y su inversión y también reduce el riesgo del dinero que recibirían de los inversores».

Finalmente, EcoMicro apoya el desarrollo e implementación de políticas de ecologización institucional dentro de la propia entidad financiera. Esto podría incluir auditorías energéticas y ambientales de las oficinas e instalaciones de la entidad y un análisis de la huella de carbono. Esta última pieza es fundamental para el enfoque de EcoMicro, ya que genera un compromiso más fuerte con la resiliencia climática entre el personal, que a su vez está mejor capacitado para explicarles a los clientes finales los beneficios de «volverse ecológicos».