La Universidad de Trinidad y Tobago (UTT) adquirió un autobús eléctrico en el marco de un proyecto realizado en alianza con la Unión Europea y el Ministerio Nacional de Planificación. Fue el primer vehículo totalmente eléctrico en Trinidad y Tobago y el primer autobús eléctrico en toda la Comunidad del Caribe (CARICOM), según el Dr. Curtis Boodoo, de la UTT, quien dirigió el proyecto y ahora encabeza el Grupo de Trabajo sobre Vehículos Eléctricos de la Hoja de Ruta y Estrategia Caribeña de Energía Sostenible (conocida por su acrónimo en inglés C-SERMS).
Desde que el autobús de 12 metros de largo salió a la calle en 2016, ha recibido “puros elogios”, dijo Boodoo. Fabricado por una de las empresas de autobuses eléctricos más grandes del mundo, la compañía china BYD, el autobús transporta a docentes y estudiantes entre las 11 localidades de la UTT en Trinidad (hay un campus más en la isla de Tobago).
Ser el primero puede tener sus complicaciones. El proceso para obtener la licencia de operación del vehículo tomó más de ocho meses debido a normas “arcaicas” que debieron ser reformadas, así como a preguntas de la Junta de Transporte de Trinidad sobre una tecnología desconocida para un vehículo pesado, según Boodoo.
“Esa burocracia en verdad nos detuvo por un tiempo”, explicó en una entrevista telefónica, aunque añadió que es probable que no se enfrenten tales problemas en el futuro, puesto que ahora la junta regulatoria está familiarizada con este tipo de vehículo pesado.
La inversión en el autobús no fue nada menor; el vehículo costó cerca de 340.000 dólares en 2015, de los cuales la Unión Europea pagó el 30% y la UTT pagó el resto. Asimismo, la universidad invirtió en un paquete de capacitación e invitó a varios actores locales (entre ellos, mecánicos del sistema de transporte público e instructores de escuelas técnico-vocacionales) a participar sin costo alguno y aprender a mantener y reparar un vehículo eléctrico. Hasta ahora, los costos operacionales han sido mínimos, dijo Boodoo, quien añadió que el primer servicio de rutina que se le realizó al autobús se sufragó con el fondo de caja chica de la universidad.
La UTT ha instalado una estación de carga rápida de nivel 3 en su campus en Point Lisas. Según Boodoo, es la única estación de este tipo en la isla. Aun no existen estaciones de carga comerciales, así que los dueños de vehículos eléctricos e híbridos tienen que cargar sus vehículos en casa o en el trabajo, ya sea usando cargadores portátiles de nivel 1 que se pueden conectar a cualquier enchufe pero que son muy lentos, o cargadores fijos de nivel 2 que pueden cargar el vehículo en menos tiempo.
Boodoo estima que hay menos de 200 vehículos totalmente eléctricos en operación en Trinidad y Tobago y más de 2.000 vehículos híbridos, aunque espera que estas cifras aumenten de manera significativa. “Es solo cuestión de tiempo hasta que veamos la adopción de vehículos eléctricos en Trinidad”, dijo, al observar que el país ha eliminado los impuestos y los aranceles sobre las importaciones de todos los vehículos totalmente eléctricos y sobre los vehículos híbridos más pequeños.
El argumento para los vehículos eléctricos
Pero cabe preguntar, ¿tienen sentido los vehículos eléctricos en un país en que se genera la energía eléctrica con combustibles fósiles? Para Boodoo, la respuesta es un enfático sí.
“Vale la pena, incluso si su red eléctrica es sucia”, dijo, y subrayó que los motores eléctricos son mucho más eficientes que los motores de combustión interna. Se refirió a una “evaluación de ciclo de vida” que compara las emisiones de gases de efecto invernadero de los vehículos eléctricos a batería y los vehículos convencionales en varios países europeos. Según el estudio, realizado por la universidad belga VUB para una organización no gubernamental llamada Transportation & Environment, las emisiones de gases de efecto invernadero de los vehículos eléctricos son más bajas que las de los convencionales, aun en países como Polonia, que produce gran parte de su energía eléctrica con carbón de antracita.
Sin embargo, el nivel de intensidad de carbono de la red desempeña un papel importante. Según el estudio, en Polonia un vehículo eléctrico emite un 25% menos de dióxido de carbono a lo largo de su ciclo de vida, mientras que en Suecia, cuya red más limpia, la reducción llega al 85%. Incrementar el uso de energías renovables representa “la oportunidad singular más importante” de mejorar el impacto de los vehículos eléctricos a batería, según el estudio.
En 2017, otro estudio académico, este de la Universidad de Michigan, calculó las emisiones de gases de efecto invernadero de los vehículos eléctricos a batería en 143 países basándose en la mezcla de fuentes de combustible utilizadas en la generación de la energía eléctrica. Se calculó un valor “equivalente de economía de combustible” para cada país, expresado en el número de millas por galón (MPG), o litros por 100 kilómetros (L/100 km), que necesitaría exceder un vehículo de gasolina para producir emisiones más bajas que un vehículo eléctrico.
En Trinidad y Tobago, que produce energía eléctrica con gas natural, ese valor alcanza casi 58 MPG o 4,1 L/100 km, según el estudio. Es decir que un vehículo a gasolina tendría que tener un consumo de gasolina menor que ese valor para producir menos emisiones que un vehículo eléctrico.
Los valores varían considerablemente de un país al otro, dependiendo de la mezcla de combustibles con los cuales se genera la energía eléctrica. El carbón y el petróleo tienen los valores equivalentes de economía de combustible más bajos, con 29 MPG (8,1 L/100 km), seguidos por el gas natural y la energía geotérmica, solar, nuclear, eólica e hidroeléctrica. El desempeño de esta última es inmensamente superior puesto que equivalente a 5.100 MPG (0,05 L/100 kilómetros). Entre los países de América, Paraguay tuvo el mejor desempeño en el estudio, seguido por Costa Rica y Uruguay (los cálculos están basados en datos de 2015).
En Trinidad y Tobago, la UTT está poniendo en marcha un plan para cargar parcialmente el autobús eléctrico utilizando energía generada por las turbinas eólicas de la universidad. Se estima que el autobús produce 9,9 toneladas de emisiones de dióxido de carbono por año menos que un vehículo diésel similar.
A título personal, al Dr. Curtis Boodoo, de la UTT, le gustaría poder decir que maneja un vehículo eléctrico. Sin embargo, cualquier vehículo suele costar mucho más en el Caribe que en un mercado grande como el de Estados Unidos. “Solo hago esas inversiones cuando no me queda otra”, dijo.