Históricamente, los sistemas de energía y agua se han desarrollado, administrado y regulado de manera independiente tanto a nivel nacional como internacional. La escasez del agua, la variabilidad y la incertidumbre son cada vez más prominentes, lo que podría dar lugar a vulnerabilidades de varios sistemas energéticos nacionales. Conscientes de la importancia de abordar esta innegable relación, se llevó a cabo un panel de alto nivel sobre este tema, al margen de la Segunda Reunión Ministerial de la ECPA celebrada en México el mes pasado.
El concepto de «energía para el agua» o «agua para la energía» cobra sentido cuando se aprende que el uso del agua para la energía equivale en promedio al 15% de las extracciones del recurso a nivel mundial, seguido únicamente por la agricultura. En Panamá por ejemplo, la agencia que suministra el agua potable es tal vez el mayor consumidor de electricidad del país. Por su parte, aproximadamente el 13% del consumo de energía en los EE.UU. es relacionado con el agua. Con estas cifras en mente, un grupo de ministros se dieron cita el 25 de mayo en un almuerzo para discutir el nexo agua-energía, destacando interdependencias cruciales entre ambas.
El crecimiento poblacional y las tendencias económicas suponen una mayor demanda de agua y energía, las cuales se suman a condiciones severas de sequía derivadas del cambio climático. Se prevé que para 2030 dos tercios de la población mundial vivirá en regiones con escasez de agua. Esto representa un enorme desafío, especialmente para el sector de la energía. La capacidad hidroeléctrica también está en riesgo, especialmente con las sequías que se vive en algunos países del Hemisferio occidental. Por ejemplo, en los EE.UU., la sequía de California ya se cita como la peor en 1.200 años, ocasionando una disminución de más de un 50% de la capacidad hidroeléctrica del estado en los últimos 4 años. El sector eléctrico de Panamá por su parte, depende en más de un 60% de la energía hidroeléctrica. Además, el Canal de Panamá funciona con agua dulce.
Dado que muchos sectores requieren agua, existe una tensión entre la agricultura, la energía y otros sectores en cuanto a su utilización. Dicha tensión entre países seguirá vigente, debido a que el agua se convierte cada vez más en un recurso limitado. Varios países de las Américas comparten el reto de estar acostumbrados a tener abundantes recursos hídricos, lo que ha dado lugar a una falta de sensibilidad con respecto a la conservación y el uso eficiente del agua. Oportunidades para la conservación del agua incluyen el despliegue de tecnologías de energía renovable con bajo consumo de agua incluyendo tasas de abstinencia (como la eólica y la energía solar fotovoltaica), la energía y la eficiencia del agua, y el uso de las fuentes de agua no tradicionales (como las aguas residuales tratadas). Por otra parte, el sector eléctrico ha sufrido una transformación en cuanto a nuevas inversiones y tecnologías, pero tal vez exista espacio para avanzar en el sector de recursos hídricos, a partir de mejores prácticas y políticas mejoradas.
Algunos países han creado herramientas y soluciones para el uso eficiente del agua y su conservación. Los EE.UU., por ejemplo, ha creado un diagrama de Sankey agua-energía, publicado en el 2014, el cual ayuda a visualizar las interdependencias de la energía y del agua a nivel nacional. El panel acordó que esta útil herramienta podría ser replicada en los Estados miembros como un ejercicio productivo. El país también está empezando a ver la reutilización del agua en la producción de gas de esquisto. Estas lecciones aprendidas deben ser compartidas con otros países del Hemisferio occidental. Panamá por ejemplo, ha creado un sistema para la recopilación de datos mediante la adopción de medidas en las cuencas de agua y el Canal. Hay potencial para el perfeccionamiento de este sistema, de manera que se convierta en regulación. Además, Panamá está trabajando en el desarrollo técnico de un modelo de diseño que permite la optimización del uso del agua. Esto reduce al mínimo la necesidad de grandes instalaciones de almacenamiento de agua.
Esta reunión terminó con un intercambio de potenciales iniciativas multilaterales de agua y energía, dado los avances en soluciones específicas que en la materia está implementando el sector privado. Dichos avances representan una oportunidad para que todos los países puedan empezar a trabajar de manera conjunta, y compartir información mutuamente beneficiosa. Un ejemplo proporcionado fue en el área de producción de petróleo y gas no convencional, donde muchos países tienen importantes recursos pero el agua es una preocupación importante. Hay potencial para desarrollar una mejor gestión del agua, su tratamiento y reutilización más eficiente, y esto es una gran oportunidad de colaboración multilateral.
En términos de acuerdos internacionales, los EE.UU. está teniendo conversaciones preliminares con la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sobre la posibilidad de un Acuerdo de Ejecución por parte de la AIE sobre el nexo agua-energía. Esto representaría una oportunidad para construir una plataforma multilateral para este nexo, y podría incluir a los países miembros de la AIE, los países no miembros, la sociedad civil y la academia. Por otra parte, un tema potencial derivado que merece consideración es la integración de la planificación del agua-energía. Panamá expresó estar muy interesado en los esfuerzos multilaterales que aborden el impacto futuro del cambio climático, mientras que México reconoce que los diferentes sectores (energía, agua y alimentos, por ejemplo,) están compitiendo por el recurso, y la seguridad energética está en juego.
El Mecanismo de Facilitación de la ECPA y el Departamento de Desarrollo Sostenible de la OEA están planeando un diálogo regional sobre el nexo entre agua y energía, a realizarse en Ciudad de Panamá durante en el último trimestre de 2015.