La región del Caribe es particularmente susceptible al cambio climático, el cual tiene un impacto adverso en los ecosistemas marinos y costeros y reduce los ingresos derivados del turismo, la pesca y la agricultura, los cuales son vitales para la subsistencia económica de los pequeños estados insulares. Un estudio reciente del Banco Mundial destaca cómo un alza de cuatro grados Celsius de las temperaturas mundiales tendría consecuencias gravísimas, incluyendo un incremento en la frecuencia e intensidad de las tormentas, la erosión de zonas costeras y la disminución de las fuentes de agua dulce. Investigaciones adicionales sugieren que para 2025, estos daños le podrían costar a la región cerca de US$11 mil millones por año.
El CCIC ayudará a empresas locales dedicadas a la energía solar, la eficiencia energética, la gestión de los recursos hídricos y la industria agraria a convertirse en exitosas empresas verdes mediante servicios de financiación, capacitación y orientación, entre otros. “El nuevo CCIC ayudará a convertir los retos que impone el cambio climático en oportunidades económicas”, dijo Sophie Sirtaine, Directora del Banco Mundial para el Caribe. “Las empresas del Caribe cuentan con las habilidades y la experiencia para innovar y encontrar soluciones climáticas ambiental y económicamente viables que respondan a las necesidades de la región. El CCIC trabajará de la mano de estas empresas para que esto ocurra”, añadió Sirtaine.
Las naciones insulares del Caribe cuentan con abundantes recursos renovables tales como la energía solar, eólica, geotérmica y de biomasa. Con las políticas adecuadas, la región puede pasar de una matriz energética basada en combustibles fósiles, a una basada en recursos energéticos limpios, sostenibles y disponibles localmente. El CCIC estima que su apoyo a iniciativas en energía limpia y tecnologías climáticas reducirán las emisiones de gases de efecto invernadero en 20.882 toneladas métricas —el equivalente a las emisiones de 4.500 automóviles— durante sus primeros seis años de operación.
Al referirse a estos emprendimientos de energías verdes, Elliott Lincoln, fundador y Director Administrativo de Themba Biofuels, dijo que “consideramos que el biodiesel puede desempeñar un papel importante en el panorama energético de la región.” Lincoln, cuya compañía está basada en Antigua y Barbuda, añadió que “nos proponemos reemplazar diez por ciento del diesel importado con biodiesel y crear cerca de 100 puestos de trabajo. Espero contar con el apoyo del CCIC a medida que ampliemos nuestras operaciones y desarrollemos nuevos mercados».
El CCIC cuenta con oficinas en Jamaica y Trinidad y Tobago, así como una red de enlaces en otras islas del Caribe. Con el respaldo del Banco Mundial junto con su Programa Global de Innovación infoDev y el del Departamento de Relaciones Exteriores, Comercio y Desarrollo de Canadá, el CCIC fue desarrollado en estrecha colaboración con socios regionales del sector público y privado. El CCIC opera en el Consejo de Investigaciones Científicas ubicado en Kingston, Jamaica y en el Instituto de Investigación Industrial del Caribe, en Trinidad &Tobago.