Días antes de su sexto viaje a Latinoamérica y el Caribe, el Presidente Barack Obama aceptó realizar una entrevista con el Editor en Jefe de Americas Quarterly, Christopher Sabatini, sobre su visita a México y Costa Rica entre 2 y el 4 de mayo. Obama aprovechará esta oportunidad para reunirse con el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, y la Presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla. Durante su estadía en Costa Rica, también se reunirá con otros líderes de Centroamérica.
En vista de las relaciones cercanas en materia económica, política y de seguridad que existen entre los Estados Unidos, México y Centroamérica, una serie de asuntos se encuentra sobre la mesa. Entre ellos, crimen y el narcotráfico en México y Centroamérica y la política anti-narcóticos de Estados Unidos, la agenda comercial de Estados Unidos con la región, los retos de exclusión social y el crecimiento económico y—por supuesto—la reforma migratoria en los Estados Unidos. En esta amplia entrevista para Americas Quarterly el Presidente Obama aborda todos estos temas y presenta su visión general para la región.
A pesar de que en esta oportunidad sólo va a visitar México y Costa Rica, éste va a ser su sexto viaje a Latinoamérica. ¿Cuál es la relevancia de este viaje para las relaciones de su gestión con el hemisferio y para la agenda e intereses globales de los Estados Unidos?
Veo mi viaje como otra oportunidad de resaltar el gran progreso alcanzado por esta región tan dinámica, y el papel fundamental que ha desempeñado en promover el bienestar y la seguridad a nivel mundial. Tal como lo he dicho durante mis visitas anteriores a Latinoamérica, considero que éste es un momento de grandes oportunidades. Hoy, casi todas las personas en las Américas viven en democracia. Latinoamérica alberga algunas de las democracias con mayor crecimiento económico en el mundo. Decenas de millones han logrado escapar de la pobreza y acceder a la clase media. Cada vez más naciones están superándose y contribuyendo a la seguridad regional y global.
Todo esto crea nuevas oportunidades para desarrollar alianzas entre nuestros países -alianzas basadas en intereses y respeto mutuos- en las que nuestras naciones puedan concentrarse en mejorar las vidas de nuestros ciudadanos. Esto incluye las decenas de millones de hispanos que viven en los Estados Unidos, cuyas contribuciones son extraordinarias para nuestra economía. Durante mi primer periodo de gobierno, incrementamos el intercambio comercial y las inversiones, profundizamos nuestra cooperación en materia de seguridad, iniciamos nuevas alianzas económicas e iniciativas para el desarrollo de energías sostenibles, defendimos los derechos humanos y expandimos el número de intercambios entre nuestros ciudadanos, incluyendo a nuestros jóvenes.
Mi viaje será una oportunidad para mantener estos logros durante mi segundo periodo. México es uno de nuestros mayores socios comerciales, y el segundo mercado más grande para las exportaciones de Estados Unidos. Estoy convencido de que hay mucho más que podemos hacer juntos. Por ello, estaré discutiendo con el Presidente Peña Nieto maneras en las que podemos continuar reduciendo las barreras para el intercambio comercial y las inversiones, crear más trabajos para nuestra gente y hacer que nuestras economías sean más competitivas a escala global.
En Costa Rica, espero reunirme con la presidenta Chinchilla y resaltar el éxito de esta nación en tomar importantes decisiones políticas que han sido fundamentales para construir las bases del bienestar y el desarrollo económico. Mi reunión con los líderes de Centroamérica y la República Dominicana será una oportunidad para reafirmar el compromiso de los Estados Unidos hacia el desarrollo económico y la integración de Centroamérica. Después de todo, esa es la única manera en la que podremos enfrentar retos comunes, tales como los carteles de la droga y las desigualdades económicas.
Sr. Presidente, usted estará viajando a una región muy relevante para el debate sobre la reforma migratoria que tiene lugar actualmente en el Congreso. Por supuesto, la reforma migratoria es un asunto doméstico, pero los canales formales que los Estados Unidos proveen para que ciudadanos extranjeros vengan a los EE.UU. y la manera en la que los EE.UU. manejan y perciben a los inmigrantes -autorizados o no autorizados- afecta enormemente nuestras relaciones con sus países de origen. En este sentido, ¿qué siente usted que puede prometer a los líderes de los países con los que va a reunirse?
Durante mi viaje, les diré a mis colegas extranjeros lo mismo que he venido diciendo en Estados Unidos: la reforma migratoria es una de mis principales prioridades. Necesitamos alcanzarla y estoy optimista de que podremos hacerlo.
Me siento orgulloso porque levantamos la sombra de la deportación de los jóvenes que fueron llevados a los Estados Unidos siendo niños, los llamados “DREAMers” (“soñadores”, por las siglas del Development, Relief, and Education for Alien Minors act) ). Pero esto no es un sustituto de las reformas permanentes a la ley. Necesitamos arreglar nuestro disfuncional sistema migratorio a fin de asegurarnos que cada negocio y cada trabajador en Estados Unidos tenga la misma situación ante la ley. Después de todo, no resulta sustentable tener 11 millones de inmigrantes indocumentados de todo el mundo viviendo en los Estados Unidos. Tal como el resto de nosotros, ellos trabajan duro para proveer para sus familias. Sus contribuciones son muy valiosas para nuestro país y nuestra economía, y su estatus debe ser resuelto de una manera que sea consistente con nuestra tradición como una nación de leyes y una nación de inmigrantes.
El proyecto de reforma migratoria introducido en el Senado representa un compromiso, y nadie obtendrá de él todo lo que desea, incluyéndome a mí. Sin embargo, este proyecto es consistente en gran medida con los principios que repetidas veces hemos establecido. Debemos continuar fortaleciendo la seguridad de nuestras fronteras y obligar a rendir cuentas a aquellos empleadores que contratan inmigrantes indocumentados. Necesitamos crear un camino para que aquellos que son indocumentados puedan alcanzar la ciudadanía, y modernizar nuestro sistema de leyes migratorias a fin de ser capaces de reunir familias y atraer a emprendedores e ingenieros altamente calificados que ayuden a crear nuevos puestos de trabajo en nuestra economía. Voy a continuar haciendo lo que sea necesario para asegurarme de que pasemos la reforma migratoria lo más pronto posible, y espero con ansias convertirla en ley.
El año pasado, su administración abogó por (y logró) la inclusión de sus socios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en las conversaciones para el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP). ¿Qué cree usted que pueda significar esta alianza para el TLCAN, para la región y la economía global?
Me complació mucho que México y Canadá se unieran a las negociaciones para el Acuerdo de Asociación Transpacífico, pues este acuerdo representa aun más oportunidades para el intercambio comercial que crearán un gran número de empleos en nuestros países. Nuestro intercambio anual con México y Canadá superó el billón de dólares en el 2011, y gran parte de esto se debe a la “coproducción” de bienes elaborados en un país a partir de componentes provenientes de los otros países. A medida que México aspira a mayores reformas estructurales, nuestra interdependencia económica solo podrá incrementarse.
Esperamos completar las negociaciones para el Acuerdo de Asociación Transpacífico para finales de este año. Por ello, continuamos trabajando con México y Canadá para alcanzar un acuerdo de estándares muy altos que supere los compromisos que actualmente existen a partir de TLCAN. Las recompensas serán sustanciales para todos nuestros países: un mayor acceso de nuestras exportaciones a las economías con mayor crecimiento, las cuales, en conjunto, representan una relación comercial de 1.4 billones de dólares.
En un sentido más amplio, el Acuerdo de Asociación Transpacífico es sólo una parte de nuestra agenda de intercambio comercial. Actualmente nos encontramos implementando nuevos acuerdos con Colombia, Panamá y Corea. Nuestro nuevo Interagency Trade Enforcement Center (Centro Interinstitucional para la Aplicación del Comercio) está asegurando que las prácticas comerciales sean libres y equitativas. Tal como lo anuncié en mi discurso del State of the Union, nos encontramos en conversaciones con la Unión Europea para desarrollar una alianza transatlántica para el comercio y la inversión. En conjunto, estas iniciativas representan un esfuerzo ambicioso para abrir nuevos mercados y expandir los intercambios que generan millones de trabajos en nuestros países.
El Presidente Barack Obama. Foto: Marco Grob/Trunk Archive.
El tema energético es uno de los elementos en la agenda para su viaje. Uno de los temas que salió de la última Cumbre de las Américas en Cartagena fue el desarrollo de redes de electricidad intra-regionales. Sin embargo, debido a la complejidad de los temas regulatorios y del uso de la tierra, así como debido a las partes involucradas, se ha avanzado muy poco en el tema. ¿Qué espera hacer en este viaje para poder avanzar en este sentido?
En colaboración con Colombia, el año pasado anunciamos la iniciativa Conectando las Américas 2022 en Cartagena, pues creemos que conectar a los ciudadanos de nuestro hemisferio a electricidad segura, limpia y barata es crítico para la prosperidad y la competitividad de nuestra región. Debemos tener en mente que apenas llevamos un año de lo que será un esfuerzo de una década. Tengo planeado discutir ésta y otras iniciativas relacionadas al tema energético cuando me reúna con los líderes de Centroamérica, en cuyos países la energía cuesta el doble y hasta el triple de lo que cuesta en Estados Unidos.
Sin embargo, el mercado de electricidad es sólo una parte del panorama energético general de las Américas, y nuestra región está jugando un papel cada vez más importante en la seguridad energética global. Nuestro hemisferio produce una cuarta parte del petróleo en el mundo, casi una tercera parte del gas natural, casi 30 por ciento de la electricidad global y tenemos recursos energéticos renovables abundantes. Los Estados Unidos, Canadá, Brasil y Colombia están desarrollando nuevas tecnologías para poder desarrollar estos recursos, y las oportunidades para cooperar son enormes.
Por eso en el 2009 llamé a la región a reunirse bajo el Acuerdo de Clima y Energía de las Américas (ECPA por sus signas en inglés), para poder lograr nuestros objetivos en energía y clima de forma conjunta. Estoy orgulloso del trabajo que hemos hecho hasta ahora con el ECPA, que ha motivado alianzas voluntarias entre gobiernos, organizaciones inter-americanas, el sector privado y la sociedad civil. Trabajando juntos, estamos llevando a cabo iniciativas de energía renovable, eficiencia energética, el uso de combustibles fósiles más limpios y eficientes, y mitigando el cambio climático. Estos son retos transnacionales que sólo podemos enfrentar juntos.
Hace dos años, México prometió trabajar con los Estados Unidos para enfrentar temas de seguridad en Centroamérica. ¿Qué ocurrió con ese esfuerzo y qué espera discutir con líderes Centroamericanos en Costa Rica sobre los temas del crimen y el tráfico de narcóticos en Centroamérica y sus efectos sobre la seguridad e integridad de los gobiernos de la región?
Estoy agradecido de que México, Canadá y Colombia se hayan unido a la alianza para ayudar a las naciones de Centroamérica a enfrentar las amenazas urgentes sobre la seguridad de sus ciudadanos. Este es otro ejemplo de naciones a lo largo de la región uniéndose para asumir un reto que no se puede enfrentar de forma independiente. Por nuestra parte, los Estados Unidos aportó casi US$500 millones desde el 2008 a través de la Iniciativa de Seguridad Regional Centroamericana, a programas que tienen como objetivo mejorar las condiciones de seguridad.
Durante mi reunión en Costa Rica con líderes de Centroamérica, reafirmaré el compromiso de los Estados Unidos para apoyar estas cruciales iniciativas. Reconozco que estos gobiernos, la sociedad civil y el sector privado están trabajando juntos para reducir niveles de crimen y de violencia, fortalecer las capacidades de policías y sistemas judiciales, desarrollar programas preventivos para jóvenes en riesgo y fortalecer la protección de derechos humanos.
También motivaré a nuestros aliados a ver la seguridad ciudadana de una manera más holística, que reconozca que la seguridad sólo puede ser mantenida en comunidades con la presencia de un gobierno efectivo y servicios tales como una policía bien entrenada, servicios de salud, educación y oportunidades de empleo. Dada la gran cantidad de jóvenes en la región, recalcaré la necesidad de que los gobiernos redoblen sus esfuerzos para enfrentar los principales factores que hacen a los jóvenes susceptibles al reclutamiento por parte de bandas y actividades criminales.
Usted se reunió con el Presidente Enrique Peña Nieto el 27 de noviembre de 2012 en la Casa Blanca. Muchos le han pedido a los Estados Unidos trabajar más con México como socio en distintos temas regionales y globales que son importantes para EE.UU., incluyendo el comercio, el cambio climático y la seguridad al sur de la frontera mexicana. ¿Nos puede explicar qué es lo que ustedes discutirán para colaborar en temas más allá de la agenda bilateral?
Fue un honor recibir al Presidente electo Peña Nieto en la Oficina Oval poco después de mi elección. Como dije aquel día, su visita fue la reflexión de la relación cercana que existe entre nuestros dos países. En virtud de nuestra geografía, nuestra relación comercial inmensa, y los profundos lazos entre nuestras familias, la relación Estados Unidos y México es como ninguna otra en el mundo.
Dado el creciente liderazgo de México en la región y en la escena mundial, consideramos que México es un socio estratégico, así que espero consultar con el Presidente Peña Nieto sobre una serie de asuntos de interés común. Tal como lo hicieron nuestras dos naciones en la reciente Asamblea General de la OEA, continuaremos defendiendo los derechos humanos a través de la región. Sobre la base de la presidencia del G-20 de México el año pasado, vamos a continuar trabajando para continuar la recuperación económica mundial, promover el desarrollo global, y enfrentar el cambio climático. Estoy especialmente agradecido por las contribuciones de México en materia de seguridad de materiales nucleares y la prevención del terrorismo nuclear.
Pero el enfoque principal de mis conversaciones con el Presidente Peña Nieto será cómo podemos profundizar nuestra extraordinaria relación económica. Cada vez más, nuestra colaboración está determinada no sólo por las mercancías que comerciamos, sino también por los productos que fabricamos juntos. Actualmente, el 40 por ciento de los productos que México exporta a los Estados Unidos están hechos con partes estadounidenses. Dado el surgimiento de México como centro manufacturero de la economía global, las posibilidades para aumentar esta “coproducción” son enormes. Mientras esperamos la consolidación del Acuerdo de Asociación Transpacífico, pienso que una nueva era de cooperación económica entre nuestros dos países está apenas empezando.
Esta entrevista fue redactada por Americas Quarterly. Para ver publicación original, haga clic aquí.