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Política Nacional de Planificación Urbana en Chile: Principios y lecciones de la experiencia estadounidense

viernes, octubre 05, 2012

Por Jeffrey Soule, Experto de la ECPA

Santiago, Chile, setiembre de 2012

Chile, como todos los países de Latinoamérica, viene experimentando un incremento de la presión urbanística en estos años. La manera en cómo Chile enfrente estos desafíos tendrá un gran impacto en su bienestar económico, social y físico. El país tendrá que forjar su propio camino y sistema para asegurar el éxito de la planificación como herramienta clave para una comunidad exitosa y saludable. En los Estados Unidos, tuvimos que enfrentar presiones similares y el desafío de tener un balance de los intereses públicos y privados, de los niveles de gobierno y de los impactos del desarrollo en los últimos 100 años desde que nuestra población se volvió predominantemente urbana. A través de esta experiencia, hemos aprendido mucho sobre estas relaciones y sobre cuán importante es la buena planificación para un buen gobierno. El presente artículo compartirá algunas de estas lecciones, buenas y malas. Un trabajo y discusión en conjunto sobre una política coherente es, en sí, parte de la solución de Chile.

Propósito de la planificación

Ya que existe una discusión sobre la Política Nacional de Desarrollo Urbano, quisiera aclarar que mi perspectiva se basa en una idea global sobre planificación: enfocándome en la intersección de los problemas económicos, sociales y físicos; y realizado con la ayuda de profesionales capacitados que cuentan con aptitudes analíticas, interpretativas e integrantes que requiere esta compleja disciplina. Si bien la disposición de los edificios y espacios públicos son un importante elemento en la planificación, es fundamental que ésta sea vista como una profesión sistemática que examina información, identifica opciones y las comparte con un gran número de accionistas. Cualquier sistema debe ser creado con el fin de promover la colaboración entre diversos organismos, intereses públicos y privados, instituciones y ciudadanos. La planificación, en su nivel más básico, tiene el objetivo de mejorar la calidad de vida de la mayor cantidad  posible de ciudadanos. Por lo tanto, es importante comprometer regularmente a los ciudadanos a que determinen qué es lo que consideran esencial para su calidad de vida, en vez de imaginar o imponer, ya sea, un punto de vista político o personal de lo que esto significa. La planificación debe también tomar en cuenta la herencia histórica y cultural. Por ejemplo, Valparaíso ofrece un único recurso que demuestra cómo la urbanización en el siglo XXI puede aprender del pasado y crear un lugar brillante para el futuro.

Hace poco, el presidente Obama creó dentro del gobierno federal una alianza sostenible específica entre los Ministerios de Vivienda y Desarrollo Urbano, Transporte y la Agencia de Protección del Medio Ambiente con el fin de desarrollar programa conjuntos, incluyendo subvenciones a gobiernos locales, que apoyen los aspectos holísticos de la planificación en la comunidad. De esta manera, el enfocarse en la necesidad de una planificación que involucre a los distintos departamentos y niveles del gobierno, debería ser un importante aspecto de esta política (ver  http://www.sustainablecommunities.gov/)

Estructura de la planificación

En la experiencia estadounidense, tenemos una amplia variedad de modelos que explican cómo se estructura la planificación. Generalmente, el gobierno federal proporciona los recursos que los gobiernos locales pueden acceder, ya sea, a través de una distribución del dinero que sigue un patrón ya establecido, como es el caso de las Subvenciones Globales para el Desarrollo Comunitario (CDBG, por sus siglas en inglés), o a través de subvenciones competitivas. Además, el gobierno federal dirige importantes elementos de planificación al establecer estándares como en la calidad del aire, la calidad del agua, la infraestructura para el transporte y la mitigación de riesgos. Los gobiernos locales tienen la libertad de hacer cumplir estas exigencias como mejor les parezca. Esto demuestra uno de los aspectos filosóficos clave de nuestro sistema federal: tener un balance de los lineamientos generales y requerimientos con una flexibilidad local y con prioridades. Como regla, nuestras agencias federales no se involucran en las actividades de planificación específicas ni regulan los planes locales o los procesos de planificación más allá de los lineamientos generales o las necesidades de financiación. De igual manera, cada estado tiene  sus propios estatutos de planificación, algunos más actualizados y detallados que otros. Así como el gobierno local, los estados normalmente no tienen un rol específico en la planificación local más allá de proveer recursos y crear legislaciones pertinentes para la planificación.

Si bien la alianza presidencial de sostenibilidad demuestra un progreso en la colaboración federal, la mayor parte de la coordinación e interpretación de los recursos y estatutos federales y estatales lo realizan los planificadores locales que trabajan a nivel municipal. La planificación local en los Estados Unidos es de lejos la mejor indicación de una variedad de herramientas planificadoras, técnicas y resultados. La función planificadora en Estados Unidos puede graficarse de muchas maneras pero una institución común en este país es la Comisión Planificadora. A principios del siglo XX en los Estados Unidos, el movimiento para “el buen gobierno” surgió de un período de corrupción en el gobierno municipal. La Asociación Americana de Planificación desde su fundación en 1909 se ha esforzado por crear buenos modelos de gobierno. La planificación es útil para esta meta al crear medios abiertos para establecer prioridades y medir los resultados. Un éxito institucional en los Estados Unidos es la creación de la Comisión Planificadora local.

La Comisión Planificadora tiene un organismo independiente con ciudadanos designados que supervisan un staff de planificadores profesionales en tres grandes tareas: diseñar un nuevo plan integral, proponer alguna corrección al plan, y revisar las propuestas de desarrollo. La selección y preparación de la Comisión varía pero normalmente cuenta con 9-15 miembros que son nombrados por el alcalde, el consejo municipal, los vecindarios y muchas instituciones locales como las Juntas Escolares y las asociaciones empresariales. Ellos se reúnen una vez al mes con el staff principalmente para revisar las propuestas de desarrollo y para hacer recomendaciones a la comisión.

La función planificadora en el gobierno municipal es un componente similar a la elaboración de presupuestos que favorece a una revisión objetiva e independiente de los organismos pertinentes como son el alojamiento, transporte, trabajo público, salud, parques, recreación, etc., con el fin de integrar estas actividades en el plan integral. Otro importante aspecto para que un plan sea exitoso en los Estados Unidos es tener a la fuerza de la ley como apoyo. Un precedente judicial con respecto al rol y a la importancia de la planificación en la ciudad en los Estados Unidos considera a la planificación urbana como un documento legal y como la base para las regulaciones como la división de zonas, el diseño de lineamientos, entre otros. Una continuidad a largo plazo se refuerza al asegurar que los planes tengan un estatus legal como el inicio y la guía para las regulaciones que el gobierno considere para transformar la ciudad. En los Estados Unidos, la corrección del plan y el cambio en las regulaciones se hace relativamente difícil de ejecutar por una sola persona u organismo. Este sistema está diseñado para proteger el plan y su apoyo regulatorio de estar muy atado a cualquier agenda individual y de representar un balance entre los problemas políticos a corto plazo y la continuidad de la planificación en el tiempo.

Además, es muy importante que la comisión planificadora y el staff de planificación tengan a su cargo el manejo del Plan de Mejora de Capital (CIP). Este plan le proporciona a la municipalidad un informe y una guía clara acerca de dónde se gastará el dinero en las mejoras de la infraestructura física: tránsito, pistas, parques, edificios públicos, centros de recreación, etc. Este plan debería tener al menos un plazo de cinco años y en el cual se debería indicar una específica distribución de los fondos de manera que exista una transparencia para el público acerca de qué se hará con la inversión pública. El CIP se convierte en una herramienta útil  tanto para el significativo compromiso público como para encajar el plan urbano a la realidad del presupuesto. En las ciudades estadounidenses, los estados y el gobierno federal tienen cada uno sus propias fuentes de financiamiento, junto con sus funciones y sus responsabilidades. Se recomienda que la Política considere la clara e importante relación entre el plan, su estatus como documento legal y el financiamiento.

Planificación regional y metropolitana

Estados Unidos representa un similar amplio rango de modelos y esfuerzos de planificación regional.Por una variedad de razones, la planificación que va más allá del nivel municipal no ha extendido las normas ni ha tenido un éxito uniforme. Si bien pareciera una necesidad obvia el considerar en una escala regional el desarrollo económico, la calidad del medio ambiente y el transporte, a menudo la planificación regional a largo plazo pareciera contradecir las aspiraciones políticas a corto plazo y los períodos de inversión privada. Así, contamos con buenos ejemplos para considerar. Durante mi más reciente visita a Chile, esta relación entre la planificación federal, regional y local era claramente uno de los temas más discutidos. Al contar Santiago con 34 dependencias de gobierno local, la discusión se centra principalmente en las maneras en qué estas dependencias puedan tener una adecuada planificación, así como un presupuesto y una participación.

La planificación del transporte en Estados Unidos representa una buena historia de éxito al enlazar las necesidades locales con las prioridades regionales e incluso nacionales así como con el financiamiento. Hace 20 años,  el senador  Daniel Patrick Moynihan llevó a cabo a través del congreso estadounidense la Ley de Eficiencia Intermodal de Transporte, mejor conocida como ISTEA. Esta legislación sirvió para comprometer a los ciudadanos con sus prioridades en el transporte, mantener un sistema transparente que una a la planificación con el presupuesto y enfatizar la naturaleza regional de la toma de decisiones con respecto al transporte. A través de una variedad de administraciones, estos elementos básicos de la ISTEA se han ido reforzando, y como resultado, y aunque solo se haya sido enfocado en el transporte, el resultado ha generado que se produzcan discusiones a nivel regional sobre otros problemas  como el desarrollo económico y el medio ambiente. (ver http://ntl.bts.gov/DOCS/ste.html)

Además de manejar el proceso ISTEA,  existe un número de entidades regionales y metropolitanas que realizan otros esfuerzos a nivel metropolitano. Una de las formas más comunes que han adoptado estos organismos es el modelo del Consejo de Gobiernos (COG). Bajo este modelo, cada municipalidad en una región manda representantes a reuniones mensuales, apoyados por un staff profesional, con el fin de compartir y direccionar problemas que van más allá de los límites del municipio. En algunos casos, estos COGs han tenido éxito en establecer regulaciones a lo largo de toda una región, lineamientos e incentivos a través de la planificación. En San Diego, por ejemplo, la Asociación de Gobierno de San Diego (SANDAG) ha tenido un amplio rango de éxito, pero uno en particular ha sido el de diseñar Acuerdos de Desarrollo que ayudan a los desarrolladores privados a hacer su trabajo siempre y cuando estén de acuerdo con proteger las áreas ambientales más sensibles.

Otro buen ejemplo es el sector de la gestión del transporte metropolitano. El metro de Los Ángeles se creó hace 20 años para direccionar el problema de la planificación, la elaboración de un presupuesto y la construcción de instalaciones de transporte para una región con 83 dependencias de gobierno local. El metro de Los Ángeles representa el modelo de una autoridad pública especial que tiene la habilidad de planificar, desarrollar proyectos y recaudar dinero para una implementación. El considerar el transporte como elemento clave en esta política debe ser un ejemplo útil a tener en cuenta en esta discusión. (ver http://www.metro.net/about/agency/mission/)

Conclusión

La planificación sirve para que el interés público pueda crear comunidades con un valor duradero. Considerando el futuro de Chile y la creación de estructuras e instituciones que manejen y promuevan una buena planificación, los Estados Unidos tienen muchas lecciones para considerar, algunas buenas y algunas malas. Una buena planificación promueve a que una variedad de accionistas y ciudadanos comprometan a que su gobierno tome importantes decisiones para el futuro. La planificación debe ser transparente, ceñida a un presupuesto e integral. El sistema de planificación más efectiva encontrará un balance entre los intereses nacionales, regionales y locales, así como también entre el interés público y privado. En el corto tiempo que pude visitar Chile, vi muchas historias de éxito en áreas que pueden ser examinadas para encontrar pistas que ayuden a mejorar la manera en que planificamos, gobernamos, construimos y aprendemos el uno del otro. Este artículo solo ha tocado los temas que han sido motivo de debate y de los que se ha escrito por décadas en los Estados Unidos. Espero que podamos continuar con esta sustanciosa discusión como colegas y compañeros en los próximos meses.

Traducido por ECPA Clearinghouse. Para más información visite: